Opinión

La paradoja catamarqueña: transferencias generosas y salarios pobres

La Provincia recibe fondos automáticos y discrecionales superiores a la mayoría de los distritos. Pero al mismo tiempo es una de las que tiene su población más empobrecida.
Por Marcelo Sosa

Catamarca vive hoy un absurdo económico. Es una de las provincias más favorecidas por el reparto de fondos nacionales y, a la vez, se encuentra entre las que tiene su población más empobrecida en términos de ingresos familiares. Pese a los esfuerzos por crear más empleo privado, el Estado sigue siendo demasiado grande, ineficiente y proclive al gasto político irracional.

Pragmático por naturaleza, el gobernador Raúl Jalil priorizó el buen vínculo con el Gobierno nacional para obtener beneficios extras a la ya ventajosa coparticipación federal que recibe Catamarca respecto a jurisdicciones similares en población y desarrollo. No le fue mal, pero tampoco le sirvieron para sacar a la provincia de la postración y la crónica dependencia del fisco.

Solo así se entienden gestos políticos tales como la decisión de hacer las elecciones provinciales en forma conjunta con la Nación o el hecho de haber constituido a Catamarca en el refugio preferido del presidente Alberto Fernández en sus días tormentosos, que no son pocos.

En cuanto a la distribución de los fondos federales de acuerdo con la vieja ley de Coparticipación, Catamarca se encuentra en segundo lugar detrás de Tierra del Fuego en el ranking nacional: a cada comprovinciano le corresponderá $700.898, mientras que a los fueguinos $752.500.  Así lo indica un informe económico de la Bolsa de Comercio de Córdoba sobre la base del presupuesto nacional 2023 con sus previsiones de gastos e ingresos.

El informe es crítico respecto a la Ley de Coparticipación vigente, a la que considera como una de las causas de la “baja institucionalidad argentina”. Asegura que “un ejemplo claro es el incumplimiento del mandato de la reforma constitucional de 1994, que establecía que debía haber una nueva ley en 1996. Hay 22 años de incumplimiento. La ley que rige es de 1988, cuando surgió la 23.548. Con esos coeficientes se reparten los recursos de manera automática. Estas transferencias automáticas reflejan la discrecionalidad de entonces”.

Por tal razón, señala que “es conveniente relativizar el reparto de estos montos totales en pesos por provincia respecto a la población. En 2023 se repetirán las desigualdades entre jurisdicciones que se vienen arrastrando por la ley de 1988 y sus complementarias”.

Y en tal sentido pone como ejemplo de la inequidad los casos de Catamarca y Jujuy. “Con un nivel similar de desarrollo económico, tienen una brecha: la primera recibe 1,8 veces más fondos por habitante que la segunda”, precisa.

Con las transferencias de capital (fondos de asignación provincial específica) ocurre otro tanto. Catamarca aparece en el 5° lugar, con un promedio de $25.696 por habitante. La más favorecida en este ítem es Santa Cruz, la tierra de los Kirchner: cada uno de sus habitantes le corresponderá $470.892.

Catamarca también figura en los primeros lugares en cuanto al reparto de fondos para inversión pública nacional. En esta provincia el Gobierno central prevé gastar $12.936 por habitante. En este apartado, la provincia más favorecida es La Rioja.

“El reparto por provincia tiene implícito también un componente de discrecionalidad. En valores absolutos, Buenos Aires es la ganadora con proyectos por $186.000 millones. Sin embargo, la medición relativa muestra que la provincia en la que más gasto por habitante promedio se proyecta es La Rioja, con $41.300 por habitante”, analiza el trabajo.

Ahora bien, si se suman todos los fondos automáticos y no automáticos o discrecionales, Catamarca queda posicionada en el 3er. lugar del ranking nacional. Lo que más incide es, por cierto, la coparticipación federal. Según la ley, el coeficiente de Catamarca es del 2,86%, mientras que el de San Luis es 2,37%, el de Río Negro es 2,62% y el de Chubut llega a 1,38%; todas provincias con más habitantes que la primera.

En términos políticos, esa “inequidad” distributiva tiene un solo nombre. Fue gracias a la negociación histórica que logró el exsenador nacional Vicente Saadi con el entonces presidente Raúl Alfonsín que Catamarca quedó mejor posicionada que otras provincias en el reparto federal.

Población empobrecida

La contracara de tanta asistencia fiscal positiva es la actual situación del bolsillo de los catamarqueños. De acuerdo con datos del INDEC sobre el ingreso de los argentinos en el tercer trimestre de 2022, Catamarca figura entre las provincias más pobres del país.

En un informe reciente, el organismo nacional detalla que el ingreso medio de los argentinos fue de $80.435 hasta el año pasado. Como sucede siempre, las billeteras son muy diferentes entre un distrito y otro, al igual que el costo de vida. Por ejemplo, en Tierra del Fuego el promedio fue de $148.849, luego siguieron la Ciudad de Buenos Aires ($130.675), Chubut ($118.093), Santa Cruz ($114.506), Neuquén ($102.852), Río Negro ($90.402), La Pampa ($89.923) y Santa Fe ($83.342).

En el otro extremo se encuentra Chaco, donde el ingreso medio por persona es de $52.545. La siguen Formosa ($53.013), La Rioja ($53.280), Tucumán ($58.041), Santiago del Estero ($56.098), Jujuy ($58.136), Catamarca ($58.872), Corrientes ($61.065) y Salta ($61.225).

Respecto al ingreso familiar promedio, Catamarca figura en los últimos lugares de la tabla con $118.115. Es una de las cinco provincias donde el ingreso familiar no alcanzó a cubrir los gastos de la canasta básica.  

Para algunos analistas económicos, los datos del INDEC confirman que 2022 fue el quinto año en que el salario real del país cayó en forma consecutiva. Respecto a 2018, el retroceso fue del 22%. Es decir, los argentinos están cada vez más empobrecidos en términos de poder adquisitivo.

Manteca al techo

Pero en el caso puntual de Catamarca hay indicadores que no tienen otras provincias y que confirman el gasto público no solo es ineficiente sino que además alcanza niveles de irracionalidad únicos.

Entre varios ejemplos, uno de los más claros es el gasto político en la Legislatura provincial. Entre ambas cámaras suman 3.078 empleados, sin contar a los 57 legisladores (41 diputados y 16 senadores). Esto significa que existen 54 empleados por cada uno de los legisladores, cuando el promedio nacional es de 25 trabajadores por legislador. La bolsa de trabajo de la política es gigantesca.

La ley de Presupuesto provincial para este año prevé, aparte de la Legislatura y el Poder Judicial, la siguiente plantilla de personal para la administración central y descentralizada y el área docente:

  • Cargos de planta permanente      47.154
  • Cargos no permanentes      6.614
  • Horas cátedra permanentes 193.665
  • Horas cátedra temporarias  5.300

Restan además los empleados municipales de toda la provincia, que también dependen del presupuesto público.

Si bien es cierto que en los últimos tres años el empleo privado formal en Catamarca ha crecido un 25% (actualmente hay 34.400 trabajadores), la relación a favor del empleo estatal es varias veces superior.

De manera que para crear una relación lógica entre los privilegios de los fondos discrecionales y los coparticipables con el bolsillo de los catamarqueños, del Gobierno necesita meter mano a lo que le viene esquivando desde hace décadas: el gasto público descomunal.