Opinión

Lo urgente y lo importante

Así como un ser humano debe saber distinguir entre lo urgente y lo importante, un país también debe tenerlo claro.
Por Marcelo Sosa

Dicen los terapeutas que hay que saber separar lo urgente de lo importante cuando debemos tomar decisiones en nuestra vida.

Lo que marcan los psicólogos para enfrentar las decisiones personales también se puede plantear en la vida de un país y en especial uno como la República Argentina.

Lo urgente tiene que ver con lo que se debe solucionar en el momento y muchas veces eso urgente hace que perdamos de vista lo que es realmente lo importante.

El stress de nuestras vidas, los problemas familiares y laborales son parte de eso urgente que hace que, en general, nos preocupemos más por esos hechos que marcan lo cotidiano pero hacen que nos olvidemos de nosotros mismos, de nuestros seres queridos, de nuestros proyectos y sueños en definitiva ahí aparece lo importante.

Así como un ser humano debe saber distinguir entre lo urgente y lo importante, un país también debe tenerlo claro.

Lo que ocurre que muchas veces la ciudadanía sabe que es lo urgente y vislumbra lo que es lo importante, pero nuestra clase dirigente no está preocupada ni con lo urgente ni menos aún con lo importante.

Los terapeutas plantean que es fundamental saber diferenciar estas cuestiones para poder tomar decisiones que mejoren nuestro estilo de vida, pero muchas veces esos procesos son largos y llevan una vida poder diferenciarlos.

La Argentina podría ser un caso de análisis para psicólogos ya que desde su nacimiento como Nación viene mezclando lo urgente con lo importante, pero sobre todo, la clase dirigente ni se preocupa ni ocupa por lo urgente y menos de lo importante.

Lo urgente, sin dudas, tiene que ver con la inflación, la desocupación, la pobreza, el no poder llegar a fin de mes, lo cotidiano que se hace cada vez más difícil para los habitantes de este país.

Lo importante sería tener un proyecto de Nación que bajo algunos ejes fundamentales: educación, salud, seguridad, desarrollo, marcaran el camino que debemos recorrer para poder construir una Patria más justa, libre y solidaria.

La Argentina podría ser un caso de análisis para psicólogos ya que desde su nacimiento como Nación viene mezclando lo urgente con lo importante, pero sobre todo, la clase dirigente ni se preocupa ni ocupa por lo urgente y menos de lo importante.

Pero mientras los avatares cotidianos de la cotización del dólar, de los cambios de ministros, de los posibles desabastecimientos, hacen que sean la preocupación cotidiana de la mayoría de los argentinos, la clase política parece mirar todo desde el prisma de sus necesidades.

Necesidades, claro está, que están muy alejadas de esos problemas urgentes que mencionamos y mucho menos los temas importantes forman parte de la agenda de algunos de los partidos o frentes políticos.

Mientras azorados vivimos momentos de tensión financiera, de miedo a lo que puede suceder con la inflación y la economía de nuestro bendito país, los políticos se posicionan en pos de candidaturas y se mueven según lo que entienden tendrá rédito político.

Si la sensación de la sociedad es que estamos cerca de un abismo, ellos ven cómo pueden plantarse o posicionarse hacia las elecciones del 2023.

Hasta algunos, en medio de otras de las profundas crisis que vivimos los argentinos, se animan a plantear operativos clamor para alguna candidatura que nadie pidió ni necesita.

La clase política, si podemos llamarla así, vive encarajinada en sus peleas internas y con los otros sectores.

Los oficialismo y oposiciones no hacen otra cosa que medir quién puede surgir como candidato en medio de la terrible realidad que nos toca vivir.

No hay reuniones de distintos sectores para buscar salidas, sino encuentros ocultos para ver cómo se puede hacer una zancadilla al rival de turno y así poder sacar rédito en una futura elección.

¿Se puede tener tamaña irresponsabilidad en no involucrarse en la situación que viven los argentinos y solo moverse según los intereses sectoriales y personales que tengan?

¿Se puede tener tanta insensibilidad en mirar a los comicios del 2023 mientras la inflación y la pobreza crecen consumiendo a miles y miles de argentinos?

La dirigencia política no lograr reunirse más allá de sus diferencias para acordar cinco o seis puntos fundamentales para intentar salir de esta crisis.

Tampoco aparece alguno para plantear las medidas necesarias que se podrían tomar para intentar paliar la difícil situación.

No hay posibilidades de diálogos, consensos, debates y sobre todo acuerdos para poder encontrar algunas salidas a los momentos difíciles que nos tocan vivir.

Es cierto que los argentinos estamos curtidos en crisis, pero también es cierto que la clase dirigente nunca pudo trabajar en serio para poder sacarnos de estas situaciones y sobre todo construir un camino de prosperidad y equidad.

Lo urgente no hace falta decirlo, lo sabemos cada uno de los habitantes de este bendito país.

Lo importante quizá podríamos fijar algunos ejes para poder avanzar como Nación.

Pero ni lo urgente ni lo importante está en la agenda de la dirigencia política.

A ellos otras cuestiones les preocupa: las internas, los posicionamientos, las candidaturas, las elecciones y seguir manteniendo los privilegios de una clase cada vez más alejada del común de la sociedad.