Catuchas

20 años sin Walter Olmos: el día que le cumplió su promesa a la Virgen por un milagro

Pidió que lo ayude a cumplir su sueño de cantar y ser famoso. Se hizo realidad.
Por Pablo Perez

Walter Olmos. Un cuartetero catamarqueño que se ganó el corazón de los argentinos con su música y su manera de ser: dócil, tímida, pero simpática. Amigo del legendario Rodrigo Bueno, el cordobés que lo apadrinó y lo ayudó para que alcance la fama que él tanto anhelaba.

Su inesperada muerte ocurrió el 8 de septiembre de 2002 en el hotel de San Cristóbal, en Buenos Aires, producto de un disparo con arma de fuego que él mismo se dio en la sien, por manipular una pistola de manera irreflexiva. Tenía 20 años.

Hoy, luego de 2 décadas de aquel trágico episodio, INFORAMA propone recordarlo a través de una interesante anécdota que el propio Walter contó en una entrevista y que involucra a la Virgen del Valle, de la que tenía un tatuaje en el pecho. Le pidió el milagro de cumplir su sueño de cantar, ser famoso…y se hizo realidad.

“Si me hacés cantar, yo te doy 10 pesos”

En una entrevista con Página/12, Walter Olmos reveló: “Al principio, no pude cumplir la promesa con la Virgen. Había empezado a cantar en una banda chiquita. El tipo que la armaba tenía carnicería y verdulería, y yo lo que quería era que me diera para comer, para poder llevar algo a mi casa. Pasó el tiempo, pero el tipo no me daba nada, nada de nada, ni para hacer un estofado. Y no le pude pagar a la Virgen lo prometido. Las cosas quedaron así por un tiempo y al final pude entrar a la banda Los Bingos, que es una banda catamarqueña que hace cuarteto desde hace treinta años. Pude tener la chance de cantar con ellos y ahí sí ya le pagué a la Virgen los famosos 10 pesos”.

A 20 años de su muerte, Walter continúa posicionado como leyenda de la música argentina. Hizo de la pobreza un combustible para salir adelante y cumplir un sueño.

Necesidad y riqueza, gloria y dolor. Así fue la vida de Olmos, el lustrabotas, que continuará sonando en alguna fiesta, en algún boliche, un hogar, o en la calle (su escuela, como él la denominó).