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Un milagro de amor: una catamarqueña adoptó un bebé en terapia intensiva y sucedió un extraordinario desenlace

La conmovedora historia de Silvina Avellaneda, una mujer de Catamarca, quien adoptó a un bebé en terapia intensiva en un hospital de Córdoba, es un testimonio de amor incondicional y resiliencia.
Por Lourdes Costanzo

La vida de Silvina Avellaneda, una mujer de Catamarca, dio un giro inesperado el 11 de julio de 2007. "Recibí una llamada del juzgado. Me dijeron que había un bebé en grave estado en Córdoba y que necesitaba una familia", recordó Silvina. La noticia la tomó por sorpresa, pero su corazón estaba lleno de amor y determinación.

Sin dudarlo, Silvina se embarcó en un viaje hacia el hospital en Córdoba, con el temor de no llegar a tiempo. "Sabía que el bebé estaba grave. Lo único en lo que pensaba era llegar para que, al menos, tuviera una mamá en sus últimos momentos", confesó Silvina. Y agregó que el viaje fue una montaña rusa de emociones, pero su determinación la mantuvo firme en su propósito.

Finalmente, Silvina llegó al hospital y se encontró con su hijo en la terapia intensiva. "Lo levanté. Era tan chiquito. Cuando lo vi, era tan lindo, tan hermoso… Tenía muchas preguntas de haber ido tan de golpe. Y ahí arrancó nuestra familia", compartió. El vínculo entre madre e hijo se formó en un instante, un lazo irrompible que desafió todas las probabilidades.

Primeros días juntos

El bebé, que pesaba apenas 2 kilos 700 gramos, se aferró a Silvina con fuerza. "Estaba con una mano en la boca y con la otra me agarraba. Era una conexión instantánea, un lazo que nadie podía romper", relató Silvina, con ternura en cada palabra. Durante un mes en terapia intensiva, Silvina y su hijo enfrentaron juntos cada desafío con amor y determinación.

Después de un mes en terapia intensiva, Silvina y su hijo, a quien nombró Francisco en honor a su abuelo, pudieron regresar a Catamarca. La vuelta a casa marcó el comienzo de una nueva vida llena de esperanza y amor.

"Fue un primer paso, pero cada día era una victoria. Juntos, enfrentamos cada desafío con amor y determinación"

Silvina Avellaneda

Francisco

Hoy, Francisco tiene 17 años y es el centro del universo de Silvina. "Es un sol. Es todo para mí", dijo esta gran mamá con lágrimas de felicidad en los ojos. "A pesar de todo, él me enseñó lo que realmente importa en la vida: el amor incondicional y la fortaleza para superar cualquier obstáculo", concluyó, con la mirada llena de esperanza hacia el futuro.

A lo largo de los años, Silvina fue un ejemplo de amor incondicional y resiliencia. "Nunca pensé que sería madre de esta manera, pero no cambiaría nada de esta experiencia", destacó Silvina con una sonrisa. Su determinación y amor fueron el pilar de su familia y la inspiración de muchos.

Desde el principio, la familia y amigos de Silvina estuvieron a su lado, brindándole el apoyo incondicional que necesitaba. "Mis abuelos, mis padres, mis hermanos… todos han sido un pilar fundamental en esta travesía", compartió Silvina con gratitud.

A pesar de los desafíos, Francisco creció en un ambiente de amor y comprensión. "Es un niño increíblemente dulce y cariñoso. Su espíritu resiliente es una inspiración para todos nosotros", señaló un amigo de la familia.

La historia de Silvina y Francisco es un testimonio de amor incondicional y resiliencia. "Quiero que las personas vean nuestra historia y encuentren esperanza en los momentos difíciles", remarcó Silvina. Destacando que su historia es un recordatorio de que el amor puede superar cualquier obstáculo y que la familia es el mayor tesoro de la vida.