Hoy se conmemora el aniversario del martirio de San Pedro Chanel, un sacerdote francés nacido en la localidad de Cuet, en la diócesis de Lyon, el 12 de julio de 1803. Desde joven, Pedro sintió la vocación misionera y, después de realizar la Primera Comunión a los 15 años, ingresó en el seminario. En 1827, fue ordenado sacerdote y pidió a su obispo ser enviado a las misiones, pero recibió una respuesta inesperada: su diócesis estaba tan necesitada de evangelización que podría comenzar siendo misionero en su propia tierra.
No obstante, Pedro continuó con su deseo de llevar la palabra de Dios a lugares lejanos y en 1830 se unió a un grupo de sacerdotes con la misma vocación, formando la Sociedad de María, también conocidos como Maristas. A finales de 1836, Pedro partió hacia la Polinesia junto a un grupo de maristas y desembarcaron en la isla de Futuna el 12 de noviembre de 1837, después de dividirse en dos grupos en el camino. La isla estaba dominada por dos tribus que siempre estaban en guerra, desconocían el cristianismo y además un comerciante inglés fomentaba el conflicto entre ellas.
La misión
A pesar de la hostilidad inicial y las dificultades que Pedro y sus compañeros de misión enfrentaron, comenzaron a predicar y a convertir a los nativos a partir de febrero de 1839. No obstante, en agosto de ese mismo año, la tregua entre las tribus se rompió y hubo una matanza sin precedentes en la que una tribu casi aniquiló a la otra.
El rey de la tribu vencedora creía que los misioneros estaban introduciendo supersticiones que molestabana sus propios dioses, por lo que decidió acabar con Pedro. El 28 de abril de 1841, un grupo liderado por Musumusu, yerno del rey, fue en busca de Pedro y lo sacó de su cabaña para asesinarlo con un hacha.
Pedro Chanel fue beatificado en 1889 y, más tarde, en 1954 fue proclamado mártir y Patrón de Oceanía. Su legado sigue vivo en la Polinesia, donde se le recuerda como el primer mártir católico de Oceanía.
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