El 21 de abril se conmemora la vida y obra de San Conrado de Parzham, un religioso franciscano que fue proclamado santo por el Papa Pío XI en 1934.
Nacido el 22 de diciembre de 1818 en Venushof (Parzham), cerca de Passau (Baviera), Juan Evangelista Birndorfer, también conocido como Conrado, tuvo una infancia marcada por la pérdida temprana de sus padres. En 1837, intentó estudiar con los benedictinos de Metten, en Deggendorf, pero no logró progresar académicamente.
En 1841, Conrado ingresó en la Orden Franciscana Seglar y ocho años más tarde fue trasladado al convento de Altötting como postulante. En 1851, vistió el hábito capuchino como hermano laico en el convento de Laufen y emitió su profesión religiosa al año siguiente. Desde entonces, Conrado ejerció como portero en el convento de Altötting hasta su muerte en 1894.
Tras su fallecimiento, se inició el proceso de canonización, que culminó en 1930. Ese mismo año, el Papa Pío XI lo declaró beato y lo incluyó en el catálogo de los santos en 1934.
La figura de San Conrado de Parzham es conocida por su humildad y su dedicación a los más necesitados. Durante su vida, se destacó por su servicio como portero del convento, donde recibía a los peregrinos que acudían en busca de ayuda espiritual y material. También es recordado por su devoción a la Virgen María y su amor a la Eucaristía.
En la actualidad, la celebración de San Conrado de Parzham el 21 de abril es una ocasión para recordar su ejemplo de servicio y humildad, y para renovar el compromiso con los más necesitados.
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