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Santo del día 15 de abril: San Damián de Molokai

Por Redacción Inforama

El misionero belga José Damián De Veuster (1840-1889) fue conocido por su entrega a los enfermos de lepra en Molokai, una isla cercana a Hawai. De Veuster se unió a la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María después de un retiro espiritual en Braine-le-Comte. En 1863, su hermano, que estaba destinado a la misión de las islas Hawai, cayó enfermo, y De Veuster recibió permiso para sustituirlo. Tras su llegada a Honolulú en 1864, De Veuster fue ordenado sacerdote el 21 de mayo siguiente y comenzó a trabajar como misionero en Hawái.

Debido a la propagación de la lepra, el Gobierno de Hawai decidió deportar a los enfermos a Molokai, lo que resultó en una vida áspera y desesperada para los pacientes. En 1873, cuatro misioneros se ofrecieron para visitar y asistir a los leprosos por turno, y De Veuster fue el primero en partir. A petición propia y de los enfermos, De Veuster decidió quedarse permanentemente en Molokai, donde se interesó por los progresos de la ciencia y experimentó nuevos tratamientos en sí mismo y en sus enfermos.

El leproso voluntario

De Veuster se dedicó a cuidar de los enfermos, vendaba sus heridas hediondas, reconfortaba a los moribundos y enterraba a quienes habían terminado su calvario. Gracias a su fe, optimismo y disponibilidad, transformó "el infierno de Molokai" en una comunidad que causaba admiración incluso al Gobierno. Abrió un almacén en el que los enfermos podían aprovisionarse gratuitamente, alentó a su gente a cultivar la tierra y plantar flores, y organizó incluso una banda de música para su entretenimiento.

De Veuster concebía su presencia en medio de los leprosos como la de un padre entre sus hijos. Aunque conocía los riesgos del trato cotidiano con sus enfermos, consiguió durante más de una década escapar al contagio. Sin embargo, finalmente contrajo la enfermedad y declaró en esos momentos: "Estoy feliz y contento, y si me dieran a escoger la salida de este lugar a cambio de la salud, respondería sin dudarlo: Me quedo con mis leprosos toda mi vida".

De Veuster murió el 15 de abril de 1889, y sus restos fueron repatriados y depositados en la cripta de la iglesia de la congregación de los Sagrados Corazones en Lovaina en 1936. Según De Veuster, su presencia en Molokai se debía a la presencia de Dios en su vida, y afirmó: "Sin la presencia de nuestro divino Maestro en mi pobre capilla, jamás habría podido mantener unida mi suerte a la de los leprosos de Molokai".

Fue beatificado en 1995 y canonizado el 11 de octubre de 2009.