Opinión

La oposición, entre internas y fórmulas apuradas

El último desembarco de Rodríguez Larreta para bendecir a Manzi alteró los nervios en el radicalismo. Fama apresuró su lanzamiento y relegó a Monti. Las campañas de unos y otros, sin embargo, no dependen solo de imagen y dinero.
Por Marcelo Sosa

Contrariedad. Así podría definirse el estado de ánimo que invadió a un sector de los dirigentes del radicalismo catamarqueño en carrera electoral tras la última incursión del jefe de Gobierno porteño y precandidato presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, el viernes último. Sobre todo porque no vino a hablar con todos, sino puntualmente a levantarle la mano al diputado nacional Rubén Manzi, de la Coalición Cívica, a quien llenó de elogios con miras a la pelea mayor: el sillón gubernamental de Catamarca.

Desde el punto de vista de la pulseada en Juntos por el Cambio (JxC) en el orden nacional, lo de Rodríguez Larreta guarda cierta coherencia: Lilita Carrió, líder la Coalición Cívica y amiga de Manzi, es una de las que más lo apoya en su interna con Patricia Bullrich en el PRO.

Pero también lo respalda Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, presidente de la UCR nacional y además precandidato presidencial. De hecho, fueron Morales, Carrió y Martín Lousteau los que impulsaron, a la par de Larreta, la incorporación del cordobés Juan Schiaretti en Juntos, a contramano del rechazo de los “halcones” del PRO, liderados por Mauricio Macri y Bullrich. Un acuerdo que quedó postergado hasta después de las PASO de agosto.

Respecto a Catamarca, el motivo de la visita de Larreta estaba anunciado tres días antes y no daba lugar a confusiones: “Vendrá a fortalecer su armado político”, decía el parte de prensa del PRO local. Más aún, el diputado provincial Enrique Cesarini ya había proclamado que su candidato a gobernador era Manzi.

Aún así, en el radicalismo confiaban que el jefe de gobierno porteño tendría algún cuidado de no sincerar sus preferencias y, en todo caso, alentar el “trabajo del equipo” de JxC. No fue así. Larreta dio una conferencia de prensa flanqueado solo por Manzi y Cesarini. “Son ellos los que van a definir el armado político de Catamarca. Yo no lo voy a hacer desde Buenos Aires. Confío en ellos”, expresó. No obstante, apostó a que “Manzi sería un gran gobernador de la provincia”. Dicho eso, salieron los tres a caminar por la zona de la Catedral y se tomaron fotos con simpatizantes.

Poco después, Larreta tuvo una reunión a solas con el diputado provincial y presidente de la UCR, Alfredo Marchioli. Desde el búnker del legislador se informó que, entre otras cosas, propuso que el próximo gobierno nacional implemente “el Fondo Compensador que consiste en la devolución a Catamarca del 33% de la recaudación que percibe la Nación a través de los impuestos a las ganancias y retenciones a las exportaciones”.

Horacio Rodríguez Larreta se reunió con Alfredo Marchioli el viernes último.

Marchioli fue el único dirigente de la UCR catamarqueña que tuvo un espacio en la agenda de Larreta. Eso también tiene lógica: el catamarqueño pertenece a la línea Evolución, cuyo máximo exponente nacional es Lousteau.

Sus (¿ex?) rivales en la interna radical, por el contrario, no estuvieron nada complacidos con este desembarco porteño.

Los excluidos

En efecto, advertidos de que no tendrían lugar en la mesa, el senador nacional Flavio Fama y el diputado Francisco Monti, ambos del sector Renovación y Cambio, más el diputado provincial Hugo “Grillo” Ávila (Frente Amplio Catamarqueño), peronista disidente, hicieron su propia movida.

El mismo viernes a media mañana recorrieron la peatonal Rivadavia junto a otros dirigentes afines, hablaron con comerciantes y se tomaron fotos con la gente. Sin embargo, la unidad que muestran en público parece ser solo aparente.

Flavio Fama (centro), Hugo Ávila y legisladoras del sector recorrieron la peatonal Rivadavia.

En efecto, porque al cabo de la recorrida Fama y Ávila dieron una conferencia de prensa en las que se presentaron como precandidatos a gobernador y vice, respectivamente, en una fórmula que sorprendió hasta al propio Monti, para quien le reservaron la pelea por la intendencia de la Capital.

Esa supuesta precandidatura fue comunicada por Ávila y el diputado José Sosa a la prensa. Pero el mismo Monti luego confió a este diario que nada estaba definido, porque aparte él seguía aspirando a la gobernación. Es decir, lo habían apurado para cerrar una propuesta electoral urgente, pero sin su pleno acuerdo. Travesuras de la política.

Talón de Aquiles

A una semana de la presentación de las precandidaturas para las PASO, el panorama en la principal oposición provincial se presenta cada vez más complejo.

Tras las elecciones de autoridades en la UCR, el pasado 2 de abril, los sectores en pugna quedaron aún más enfrentados. En esa compulsa, se impuso la lista encabezada por Marchioli por más del 60% de los votos y ganó en 14 de los 16 departamentos. Sus oponentes fueron precisamente Fama, Monti y Sosa, entre los principales.

Al mes siguiente, esos mismos dirigentes radicales, más Manzi, Ávila y Cesarini anunciaron en una rueda de prensa que conformarían un “gran frente opositor” con el fin de evitar la “continuidad de un gobierno que le ha hecho mucho daño a Catamarca”, describió Ávila. Pero en la mesa no estaba Marchioli ni nadie más del nuevo oficialismo partidario. ¿Cómo crear un gran frente opositor sin la principal fuerza opositora?

Fama, Manzi, Monti y Ávila, en la rueda de prensa de mayo pasado.

Si bien Manzi admitió que allí había sentados cuatro precandidatos a gobernador, dijo que entendieron que “para llegar al poder tenemos que anteponer el objetivo de cambiar Catamarca a nuestros propios egos”. La fórmula Fama-Ávila armada a las apuradas el viernes, más el “aún no” de Monti, es una prueba clara de que hoy los egos están a flor de piel.

Que Rodríguez Larreta se haya inclinado por Manzi como precandidato a gobernador y no por un dirigente del PRO, seguramente es resultado de las encuestas que vienen realizando sus consultoras en estas fronteras. Manzi tiene buena imagen positiva y, presumiblemente, un nivel de intención de voto competitivo en el flanco opositor.

Lo que tal vez escapen a las encuestas son los factores colaterales que pueden afectar la performance de un candidato. Es el caso de Mariano Manzi, presidente del Congreso de la Coalición Cívica-ARI e hijo del diputado nacional: sigue imputado en la Justicia Federal por “insolvencia fraudulenta” en la causa Adhemar Capital, presuntamente por haber asesorado a Edgar Bacchiani para desprenderse de bienes.

El jueves pasado, el abogado Alfredo Aydar pidió a la Justicia Federal que dicte la prisión preventiva de Manzi hijo y que cite a declarar a su esposa como testigo.

La campaña electoral, por lo visto, puede ser más complicada para unos candidatos que para otros. Y no solo por razones económicas.