Opinión

RT: la banda familiar que pretendía los dólares de la minería y terminó en un remate

Los Bulacio -padre, esposa e hijo- y el resto de la cúpula directiva de la financiera cumplirán esta semana un año de prisión preventiva. Al igual que con Bacchiani, todos se preguntan: ¿dónde está la plata?
Por Marcelo Sosa

Medido en cantidad de víctimas y monto del botín birlado, la financiera RT Inversiones protagonizó la segunda gran estafa en Catamarca con el cuento de las criptomonedas o las apuestas al mercado de capitales después de Adhemar Capital, la firma creada por el “trader” Edgar Bacchiani, hoy detenido hace más de un año en el Penal de Miraflores.

Los dueños de RT Inversiones siguen el mismo camino: Edgardo Edmundo Bulacio y Edgardo Federico Bulacio, padre e hijo, más los ex gerentes Ariel Vergara y Matías Rolón Reynoso fueron detenidos el 11 de mayo de 2022 por orden del juez federal Sebastián Argibay por el delito de “intermediación financiera no autorizada agravada por el uso de publicidad”. Es decir, el próximo jueves cumplirán su primer aniversario privados de libertad.

Alicia Estela Nieva, esposa de Bulacio y madre de “Edgardito”, también fue alcanzada por la medida, pero en su caso con prisión domiciliaria por razones de salud. Desde febrero pasado, su marido cumple también domiciliaria por la misma razón: un médico del Servicio Penitenciario envió un informe al juez en el que aseguró que Bulacio es un paciente con "alto riesgo cardiovascular y de vida en caso de descompensación grave".

En junio de ese año, Argibay tuvo lista la resolución de los procesamientos. Además del clan familiar Bulacio y los exgerentes, procesó sin prisión preventiva a Eduardo Antonio Navarro y Esteban Cabello. Este último ya estaba detenido por su rol de socio de Beta Bank, otra financiera comprometida con la ley, en este caso por el robo de 12 millones de dólares por una supuesta maniobra de minado de criptomonedas en Paraguay.

Argibay es juez federal de Santiago del Estero y fue designado para actuar en la causa luego de que su par catamarqueño, Miguel Ángel Contreras, se inhibiera de intervenir por su amistad con Bulacio padre. Eso fue el 7 de abril de 2022. De manera que al magistrado santiagueño le bastó un mes y medio para mandar presos y procesar a los principales responsables de RT Inversiones, la financiera que quiso competir con Adhemar Capital y terminó, también, arruinando la vida a mucha gente que confió en ellos.

¿De cuántos clientes se habla y a cuánto ascendería la estafa piramidal pergeñada por la banda Bulacio? A diferencia de la financiera de Bacchiani, que tenía una voluminosa cartera de clientes de distintos segmentos socioeconómicos, RT contaba con clientes de nivel medio y alto. Se estima que fueron poco más de 2.000 las personas que se declararon estafadas por montos de dinero superiores a los 10.000 dólares.

Bulacio padre e hijo, el día que fueron detenidos.

Una pericia presentada por técnicos de Gendarmería nacional a la Justicia Federal detalló que la empresa RT Inversiones había recibido “más de 2.133 millones de pesos, 77 millones de dólares, más de 1 millón de dólares digitales (USDT) y 50.131 Ethereum (criptomoneda por un valor equivalente entonces a 67 millones de dólares)”, entre agosto de 2021 y febrero de 2022. ¿Tanto dinero circulaba en negro o estaba guardado bajo el colchón de los catamarqueños?

Resta determinar, por supuesto, cuánta de esa auténtica fortuna quedó transfigurada en pagarés, refinanciaciones y cheques sin fondos. Esto es, a cuánto asciende la estafa real. Como sea, se trata de un monto similar a lo que necesita el primer municipio de la provincia para funcionar durante un año y tal vez más.  

Sin embargo, ese cálculo no deja de ser un mero ejercicio mental, porque por el carril de la Justicia civil provincial se llevó a cabo el proceso de quiebra de RT y ya hubo un remate de muebles de escritorio, cajas de seguridad, cámaras de vigilancia y otras pavadas que habían quedado en las oficinas de la financiera. El reparto de las migajas.

Otros delitos

De aquel vertiginoso comienzo en 2022, la causa RT no se movió más hasta que en marzo pasado la Cámara Federal le ordenó al juez Argibay que avanzara con los delitos pendientes y que son claramente más graves que la simple operación financiera no autorizada.

Fue así que el magistrado decidió ampliar los procesamientos contra el clan Bulacio por “estafa” y “lavado de activos”, mientras que a Vergara, Rolón Reynoso, Navarro y Cabello solo por el delito de estafa. Y además extendió a 20 millones de pesos el embargo sobre los bienes de todos -salvo Vergara-, incluyendo a Gonzalo Barone, amigo de “Edgardito”, dueño del gimnasio Level y de la franquicia “Beto’s”, quien está imputado en la causa junto a su padre (Marcelo) y su hermano (Santiago).

Lo que sin dudas demandará mayor trabajo a la Justicia es la determinación del delito de “lavado de activos”, o sea el proceso por el cual los activos de origen ilícito fueron integrados en el sistema económico legal con apariencia de haber sido obtenidos en forma lícita. Dicho en otros términos, llega el momento en que los acusados tienen que demostrar por qué y cómo tienen el patrimonio que tienen.

Juez federal Sebastián Argibay.

Mientras tanto, los abogados que representan a los damnificados se interrogan acerca del repentino freno que tuvo la investigación sobre los Bulacio, padre, esposa e hijo. Por alguna razón desconocida, el juez Argibay parece haber dado prioridad a otras causas. “Está desaparecido en acción”, ironizó uno de ellos en alusión a aquel clásico del cine norteamericano de los ’80.

Los “bolsos de Don Bulacio"

RT Inversiones fue una empresa creada en 2001 por Miguel de la Orden, exgerente general del Banco de Catamarca, quien le dio un perfil mixto entre financiera y empresa de servicio con una boca de Pago Fácil y una sucursal de Western Union. Dos décadas después le vendió los derechos al clan Bulacio y quedó como asesor administrativo. Tuvo algunas complicaciones en la causa pero finalmente quedó desvinculado.

Edgardo Bulacio aspiraba a obtener la autorización del Banco Central argentino para operar como una entidad bancaria privada. Tenía en mente ofrecer sus servicios a las empresas mineras que desembarcaron en la provincia, casi todas extranjeras. Soñaba con los dólares de la minería.

Pero cambió los planes cuando se percató de que Bacchiani captaba clientes a mansalva en su financiera y se pavoneaba con los lujos de sus ganancias. Entonces empezó junto a su hijo el negocio de la renta extraordinaria: ofrecían intereses del 10 al 20% mensual en pesos y dólares según los montos.

Los vendedores de RT, entre ellos los gerentes imputados, aseguraban a los interesados que el dinero estaba “garantizado” por una entidad financiera de primera línea de la city porteña y que “algo” se invertía en criptomonedas. Siempre se cuidaban de no dar ninguna precisión.

"Edgardito" Bulacio.

El final es conocido. A principios del año pasado RT Inversiones dejó de pagar y comenzaron las protestas de los clientes en el local de Rivadavia al 500. Bulacio padre estaba desaparecido; a los “amigos” que le preguntaban sobre la devolución de la plata les respondía que él no tenía nada que ver con la empresa. “El que se encarga es Edgardito”, les decía y se marchaba como si nada.

Para los de su generación, Edgardo Bulacio tenía fama de ser un hábil hombre de negocios con el Estado, aunque nada que merezca reconocimiento. De hecho, su nombre había sido mencionado en la causa de las controvertidas compras directas en la Subsecretaría de Acción Social de Víctor Brandán, durante la gestión del Frente Cívico y Social. Fue el denunciante del hecho, el hoy ministro de la Vivienda, Fidel “Pocho” Sáenz, quien dijo al tribunal que “el proveedor Edgardo Bulacio debería estar sentado en el banquillo de los acusados junto al exgobernador Oscar Castillo”.

Es que Bulacio era considerado el “jefe” del grupo de proveedores de elementos para asistencialismo en tiempos de Castillo y Brandán. Igual el juicio fue contra los que administraron mal, no contra los que vendieron bien.

En cuanto a la financiera RT, Bulacio siempre declaró en la Justicia que no tuvo nada que ver con las inversiones, que todo lo manejaba su hijo y los gerentes. Sin embargo, al menos tres empleadas de la financiera que declararon en la causa aseguraron haber visto a “don Bulacio salir con bolsos de dinero” y cargarlos en “su camioneta en la playa de estacionamiento”. “Siempre vi que llevaban dinero, nunca que trajeran”, contó una cajera.

Esa es la respuesta que Bulacio no ha dado en la Justicia: ¿dónde está el dinero? La misma pregunta que todos se hacen respecto a Bacchiani.

En su juventud, Edgardo Edmundo fue un activo dirigente del movimiento católico claretiano “Encuentro” en la parroquia del Corazón de María, ubicada frente a la Legislatura. Por lo visto, no le interesó el séptimo mandamiento.