Opinión

La cobardía de los femicidas

La comunidad catamarqueña sufre una nueva pérdida, una mujer menos. Leonardo Olás está imputado por el femicidio de Anyelén “Anyi” Gallo Arias, con quien tenía una relación de 11 años. ¿Quién nos devuelve a todas las “Anyi”, víctimas de cobardes como Olás?
Por Marcelo Sosa

Hablemos de la cobardía de los hombres. Específicamente de la cobardía de los femicidas. Aquellos que reconocen y abusan de la desigualdad de poder entre ellos y las víctimas.

Aquellos que se consideran “buenos hombres”, “buenos padres”, “buenos hijos”. Son buenos para publicar en sus redes mensajes por el Día de la Mujer, buenos para llevar a sus tres hijas a la plaza a jugar, buenos amigos para hacer un asado. Buenos para matar a la madre de sus hijas.

Publicación por el Día de la Mujer en el perfil de Facebook de Leonardo Olás.

Sus acciones, como imprenta en el cuerpo de las mujeres que asesinan, como una reivindicación de poder, de la asimetría que los sostiene y que los ampara, en un sistema judicial ineficaz para proteger a sus ciudadanas. Existe un ensañamiento político y social sobre el cuerpo de la mujer.

¿Quiénes son los Leonardo Olás”? Leonardo son muchos hombres. Más, menos. Con una fachada prácticamente intacta, una actuación permanente de su “bondad”, y se encuentran en cada esfera de nuestra sociedad. Una sociedad catamarqueña que ha sufrido pérdidas irrecuperables, con nombres resonantes eternamente. Débora, Brenda, Cinthia y muchas más, cuyas identidades desconocemos.

Multitudinaria marcha en reclamo de justicia para Anyelén “Anyi” Gallo Arias.

Son amigos, padres, parejas. Trasladan su violencia, su desdén y odio hacia quienes afirman amar, ya que existe la mala costumbre de afirmar que los Leonardo Olás “no son todos los hombres”. En gran o en menor medida, lo son.

Algunos, con pasados de violencia sistemática, de crianzas violentas, con abusos sexuales intrafamiliares. Esos que no se cuestionan su violencia.

Otros cuentan chistes: “¿Qué hace una mujer fuera de la cocina?”. Otros no comparten las tareas domésticas, otros degradan el trabajo de las mujeres, otros consumen pornografía explícitamente violenta, otros silban en la calle, otros tienen grupos de WhatsApp donde comparten fotografías, otros tocan cuerpos sin consentimiento, otros manosean, otros sujetan, otros acorralan, otros violan. Otros silencian. Otros no dan lugar.

Y otros matan. Lisa y llanamente.

Entonces, ¿por qué cobardía? Los “Leonardo Olás”, de una absoluta pusilanimidad, son incapaces de cuestionar sus privilegios, sus comodidades y al mismo tiempo carecen de la habilidad de ser responsables de sus acciones. El peso del femicidio y su relevancia, conseguidos con años de lucha por los colectivos sociales, es tan grande que los “Olás”, tan aguerridos y altaneros para desenvolverse diariamente sin consecuencias por sus acciones, se vuelven minúsculos.

Quizá, en un pequeño momento de lucidez luego de haber asesinado brutalmente y extinguir la identidad de una persona, comprendan por única vez en su vida que siempre fueron cobardes.

Y que siempre lo serán.