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Seguían la huella de sus caballos y terminaron encontrando urnas funerarias de bebés que tendrían más de mil años

El descubrimiento arqueológico ocurrió en Andalgalá y podría traer luz sobre prácticas funerarias de un periodo comprendido entre los años 1.000 y 1.470 D.C.
Por Redacción Inforama

En una reciente expedición en el sur del distrito Choya, ubicado en el departamento Andalgalá, dos vecinos locales, Daniel Hernández y Juan Díaz, realizaron un asombroso hallazgo arqueológico mientras seguían la pista de sus caballos. Lo que inicialmente parecía ser una búsqueda común se convirtió en un descubrimiento que arroja nueva luz sobre las prácticas funerarias ancestrales de la región.

El patrimonio arqueológico desenterrado consta de siete piezas cerámicas, las cuales representan un valioso tesoro de la historia prehispánica de la zona. Entre estas piezas se encuentran tres tapas, una de las cuales se encuentra en un estado de conservación excepcional, y cuatro vasijas íntegras. Lo más intrigante es que dos de estas vasijas están vinculadas a los restos de recién nacidos, lo que sugiere una conexión con prácticas funerarias específicas.

Estas piezas únicas fueron descubiertas en las barrancas de un arroyo temporario, aunque ya habían sido objeto de excavaciones previas. Ante la urgente necesidad de preservar este patrimonio invaluable, Hernández y Díaz alertaron a las autoridades del Museo Arqueológico Andalgalá. Temiendo daños potenciales causados por animales o incluso saqueadores, instaron a la acción rápida y efectiva para asegurar la protección de estas piezas arqueológicas únicas.

Las piezas fueron descubiertas a la barranca de una arroyo temporario.

El rescate arqueológico se llevó a cabo con la colaboración de autoridades del museo, los denunciantes y dos miembros de la organización "Amigos del Museo", Julián Cabrera y Braian Nieva. Juntos, trabajaron para asegurar la recuperación y preservación adecuada de estas piezas históricas.

Este descubrimiento arqueológico ofrece una ventana fascinante hacia el pasado prehispánico de la región. Además de arrojar luz sobre las prácticas funerarias de la época, proporciona valiosos conocimientos sobre la forma en que los sitios especiales de entierro en vasijas eran utilizados para bebés recién nacidos en el período comprendido entre los años 1.000 y 1.470 d. C.