El Papa Francisco, de 88 años, falleció este lunes 21 de abril a las 7:35 horas en su residencia del Vaticano, según confirmó un comunicado oficial de la Santa Sede. La causa de muerte fue un derrame cerebral que derivó en coma y colapso cardiovascular, en un cuadro clínico agravado por múltiples patologías previas. La noticia marca el cierre de un pontificado histórico, signado por su impronta reformista y su cercanía con los sectores más vulnerables.
El parte médico firmado por el Director de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, Andrea Arcangeli, detalló que Francisco había atravesado semanas atrás una doble neumonía con insuficiencia respiratoria aguda, además de padecer bronquiectasias, hipertensión arterial y diabetes tipo II. A pesar de haber recibido el alta recientemente, su estado de salud continuó deteriorándose, y su fallecimiento se constató mediante registro electrocardioanatómico.
Bergoglio, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, fue el primer papa argentino y latinoamericano, elegido en marzo de 2013. Su liderazgo, marcado por una apertura hacia temas sociales, ambientales y pastorales, rompió con varias tradiciones del Vaticano. Su muerte pone en marcha el protocolo de “sede vacante” y el llamado a un nuevo cónclave, que reunirá a los cardenales electores para elegir a su sucesor en las próximas semanas.
Mientras se preparan los funerales, la Iglesia Católica entra en una etapa de transición, con múltiples miradas puestas en los posibles candidatos a sucederlo. Desde figuras europeas tradicionales hasta perfiles moderados y “tapados” de otras regiones, el escenario post-Francisco ya comenzó a configurarse, en un contexto global de profundos desafíos para la institución.