Según expertos, los descansos son fundamentales para mantener la plasticidad cerebral, mejorando la capacidad de aprendizaje, la memoria y la creatividad, aunque remarcaron que no todos los descansos tienen el mismo impacto.
Diferentes estudios sugieren que la duración ideal de las vacaciones varía según las necesidades del cerebro. El doctor Claudio G. Waisburg, neurocientífico y médico, consultado por Ámbito Financiero, señaló que los períodos largos de descanso son los más efectivos para lograr una desconexión significativa.
Otros, sugieren que para lograr una desconexión mental completa, se necesitan al menos ocho días de descanso. Es recién a partir de ese momento cuando las personas comienzan a olvidarse de las responsabilidades laborales y dejan atrás el estrés acumulado.
Durante este período, el cerebro tiene la oportunidad de procesar y consolidar recuerdos, lo cual contribuye a una mejora significativa en la creatividad y la capacidad para resolver problemas.
Sin embargo, los estudios indican que períodos de descanso más largos, de entre dos y tres semanas, permiten una recuperación más profunda. Estos ofrecen la oportunidad de reconectar con uno mismo y de generar nuevos patrones de pensamiento, lo que facilita una mayor flexibilidad cognitiva y un mejor rendimiento
Un factor clave a tener en cuenta es el estrés al que se está cotidianamente expuesto y que afecta áreas como la memoria, la concentración y la toma de decisiones, por lo que parar y tener vacaciones es esencial para recuperar el equilibrio.
Cuando estamos constantemente expuestos al estrés, el cuerpo produce niveles elevados de cortisol, la hormona encargada de ayudar al cuerpo a lidiar con las presiones. Sin embargo, cuando el cortisol se mantiene alto de manera prolongada, el cerebro pierde capacidad para adaptarse y aprender de manera eficiente. Esto se traduce en dificultades para resolver problemas, recordar información y mantener la claridad mental. Además, el estrés puede generar ansiedad, irritabilidad y un sentimiento general de agotamiento, lo que afecta nuestro bienestar. El cortisol, por su parte, disminuye durante el tiempo de descanso y el cuerpo puede recuperarse.
Parar un poco también reduce el riesgo de desarrollar enfermedades como demencia y mejorar la función cognitiva en personas mayores.
Qué tipo de actividades benefician al cerebro
No cualquier actividad es adecuada para asegurar un descanso mental profundo, por lo que a continuación, se detallan algunas de prácticas sencillas que favorecen la renovación cerebral:
Meditación: el cerebro entra en un estado de relajación profunda, lo que contribuye a reducir los niveles de cortisol. Este proceso no solo alivia la tensión, sino que también favorece la neuroplasticidad, el mecanismo mediante el cual el cerebro crea y reorganiza conexiones neuronales. Facilita el aprendizaje, la adaptación a nuevas situaciones y el fortalecimiento de las habilidades cognitivas.
Contactar con la naturaleza: Pasar tiempo en espacios naturales, como parques, bosques o cerca de cuerpos de agua, ayuda a reducir el estrés y a restaurar las funciones cognitivas. Reduce la ansiedad y mejora el bienestar emocional, estimula la creatividad y aumenta la capacidad de atención.
Desconexión digital: Alejarse de los dispositivos electrónicos y de la constante conexión a Internet puede mejorar significativamente la calidad del descanso mental. La sobreexposición a la tecnología está relacionada con la fatiga cognitiva y la sobrecarga de información. Al desconectar, el cerebro puede relajarse, procesar de manera más eficiente las experiencias vividas y reducir la ansiedad asociada con el flujo constante de notificaciones.
Ejercicio físico regular: Actividades como el senderismo, el yoga, la natación o el ciclismo aumentan la circulación sanguínea, favoreciendo la oxigenación del cerebro. Mejoran la capacidad de concentración y el bienestar general. Además, el ejercicio tiene efectos similares a la meditación al liberar endorfinas, las hormonas del bienestar.