"Siento que estoy cumpliendo mi sueño", expresó Santino Casabonne, quien a sus cortos 10 años ha logrado una hazaña que pocos adultos alcanzan en el mundo del montañismo. Su reciente escalada al Volcán San Francisco, a 6026 metros sobre el nivel del mar, lo convierte en el argentino más joven en superar los 6000 metros, un logro que destaca su valentía y determinación desde temprana edad.
"Ya hice como 60 cumbres, pero esta fue la más alta", comentó Santino, quien inició su pasión por la montaña a los 8 años, inspirado por su padre, Juan Casabonne, quien es un experimentado montañista. Su experiencia en alta montaña y su amor por los desafíos lo motivan a seguir explorando nuevas cumbres y superando límites.
La escalada al Volcán San Francisco fue un desafío exigente y agotador, pero Santino lo vivió con entusiasmo y alegría. "Fue la experiencia más feliz de mi vida", aseguró el joven montañista. Su determinación y su espíritu de superación lo han convertido en un ejemplo de perseverancia para muchos.
Santino relató que su primera cumbre la realizó a los 8 años en el Cerro Tres Picos, en las Sierras de la Ventana, Buenos Aires. Desde entonces, enfrentó diversas condiciones climáticas y desafíos en su camino hacia nuevas alturas, demostrando su valentía y capacidad física.
Además de su pasión por la montaña, Santino también juega al fútbol y realiza entrenamientos físicos que incluyen caminatas con peso para fortalecer su resistencia y regular su respiración en las expediciones. Su dedicación y disciplina son admirables a su corta edad.
La gran hazaña de Santino Casabonne y su padre en el Volcán San Francisco en Catamarca
El sábado 23 de marzo marcó el inicio de la odisea de Santino Casabonne y su padre Juan desde Buenos Aires hacia el Volcán San Francisco en Catamarca. A pesar de los contratiempos mecánicos en el camino, lograron solventarlos con ayuda y determinación. Desde Fiambalá, emprendieron el ascenso hacia la cima, pasando por etapas de aclimatación esenciales para enfrentar la altitud extrema.
El camino hacia la cumbre no fue fácil; enfrentaron problemas con el vehículo, condiciones climáticas adversas y la exigencia física de la montaña. Juan Casabonne, lleno de gratitud por el apoyo recibido y la protección divina, relata con emoción cada paso hacia la cumbre. La jornada de ascenso duró casi 10 horas, con un descenso rápido debido a una inminente tormenta eléctrica. La velocidad de la bajada, aunque arriesgada, fue crucial para evitar mayores complicaciones.
El relato de Santino, lleno de detalles y emoción, revela la valentía y determinación que lo caracterizan. A sus cortos 10 años, ya acumula una impresionante cantidad de cumbres y desafíos superados. Su relación con su padre trasciende lo convencional, siendo compañeros y protectores mutuos en cada aventura. Su historia no solo inspira, sino que nos recuerda la grandeza de la naturaleza y la fuerza del espíritu humano frente a los desafíos más extremos.