Alvarito es un jujeño que se define como un creador de contenido. Tiene 276 mil seguidores en Tiktok y 11 mil en Instagram, pero no es solo eso. También es un trabajador golondrina y hace unos días estuvo en la cosecha de olivos en El Pajonal, Pomán.
Con humildad y mucha buena onda, subió seis videos con bastante repercusión (juntos rondan el millón de reproducciones). En ellos aborda su llegada a Catamarca, un paseo por la peatonal Rivadavia y su estadía en la finca. En ellos hay un registro pocas veces visto de cómo es la realidad de los golondrinas.
“Vamos a hacer platita, nos vamos a llenar la billetera”, dice Alvarito. Por cada caja de aceitunas que juntan, se les paga 550 pesos.
En uno de los videos, cuenta que es la una de la tarde del domingo. Se acerca a su amigo Walter, que viajó con él. Walter está en buena racha y lleva 17 cajas recolectadas. Cuenta que tiene expectativas de llegar a 35 al final del día.
-¿Qué vas a hacer con tanta plata?
-Me voy a comprar la chatita Hilux
Alvarito y Walter.
Momentos más tarde, Walter se clavó una espina de gran tamaño que lo obligó a un descanso.
Los Tiktok de Álvaro están llenos de comentarios. Los usuarios le mandan bendiciones y le desean que pueda seguir progresando. También algunos hacen preguntas sobre ser cosechero y si es bueno el dinero que se gana.
“35 cajas por día, en un mes son 577 mil pesos, está re bien”, calcula un seguidor. A lo que el influencer golondrina responde: “depende si sos rápido y también no todos los días es Navidad, a veces se hace poco che…”.
Efectivamente, la ganancia es muy variable y depende de varios factores. Principalmente de las plantas. Un seguidor explicó que trabajó en La Rioja y otras provincias y no le fue bien porque las plantas “tenían poca aceituna”.
Es duro cosechar, a veces con temperaturas de hasta 40 grados y las comodidades no abundan. “Sacamos la cama afuera, porque prendés el ventilador y tira fuego”, cuenta Álvaro en otro video. Por eso mismo se lo ve ataviado con buzo y pantalón largo, para evitar quemaduras por la larga exposición al sol.
Álvaro ya regresó a sus pagos, según mostró en sus historias de Instagram, pero dejó un testimonio importante de una realidad sacrificada y digna. Además, es el ejemplo de que en las redes no solo hay contenido superficial y vacío.