Tiempo Libre

Bigotes El Galán, uno de los perros más amados de Catamarca

El can que marcó con sus huellitas el corazón de los catuchos, sigue siendo recordado.
Por Pablo Perez

Bigotes El Galán, el perro callejero que recorría la ciudad Capital y marcó con sus huellitas el corazón de los catamarqueños, sigue siendo recordado hasta estos días. Se lo veía paseando por las plazas y era muy frecuente contar con su presencia en la Universidad Nacional de Catamarca y las escuelas, donde se acercaba a los estudiantes y levantaba su patita para recibir un saludo.

Lamentablemente, falleció una mañana del sábado 9 de abril del 2016 tras permanecer internado por una enfermedad, pero dejó un legado que refleja lo lejos que llega el amor por los animales y cuánto bien hace tener la compañía de ellos en nuestro paso por el mundo. Cuando murió, una gran cantidad de personas manifestó tristeza por su partida y actualmente continúa vigente una fanpage y un perfil de Facebook con su nombre, en los que todavía lo recuerdan con gran cariño a través de fotos y testimonios.

Junto a él, los perros Pan y Agua, el perro policía, y Copito de Nieve, son unos de los más queridos en nuestra provincia por la cercanía que lograron con la gente, y cedieron su lugar a nuevos animalitos que hoy deambulan por las calles de Catamarca y se volvieron populares.

PAN Y AGUA
COPITO

Cabe destacar que los restos de Bigotes descansan en paz en la División Canes, junto a su amigo Pan y Agua que falleció el mismo año y fue enterrado con una campera de la Policía. Este perro honorífico de la fuerza policial dormía en la Jefatura, ubicada en Tucumán y Chacabuco.

Casos como el de Globito, que sufrió lesiones por la explosión de un petardo, y Copito de Nieve, que falleció en agosto de 2020 tras ser impactado por un vehiculo, nos hace reflexionar sobre la importancia de cuidarlos y modificar los comportamientos agresivos contra los animales, ya que no somos superiores a ellos, sino iguales, y además atraviesan situaciones de mayor vulnerabilidad.

GLOBITO

Sin embargo, hay esperanza, ya que hay proteccionistas que se dedican a asistirlos, personas que desinteresadamente les dan hogar, afecto, los abrigan, les dan de comida y agua, los protegen y difunden información sobre ellos para que los ayuden y también para concientizar.