La Confederación General del Trabajo (CGT) tomó una decisión determinante en su última reunión, definiendo el calendario de medidas de fuerza para las próximas semanas.
A pesar de las negociaciones en curso con el Gobierno, se anunció un segundo paro general para el 9 de mayo, sumado a una movilización para el 1° de mayo al Monumento al Trabajo.
Esta nueva huelga marca una postura desafiante hacia la administración de Javier Milei y refleja un cambio de estrategia dentro de la central obrera. Aunque se había considerado esperar la respuesta del oficialismo respecto a la homologación de paritarias y la reforma laboral, la presión de los sectores más radicales prevaleció, evitando una posible fractura en la CGT.
En contraposición, ciertos grupos preferían posponer la huelga y coordinar solo una manifestación por el Día del Trabajador. La convocatoria al paro se produce en un contexto de incertidumbre política y económica, donde los sindicatos expresan su preocupación por los recortes salariales y las medidas gubernamentales.
Aunque se ha abrió el diálogo con el Gobierno, la CGT se mantiene alerta condicionando su confrontación a la resolución de las homologaciones de paritarias y la revelación de los detalles de la reforma laboral.