Dice una vieja sentencia del centenario partido que los radicales dedican su mayor esfuerzo en la pelea interna antes que en la contienda general. Y en ocasiones lo hacen con tanta energía y pasión que cuando llegan a la instancia decisiva las heridas siguen abiertas. Más enemistados que unidos por el objetivo superior. Por ahora, lo que empezó a salir a la superficie en la Unión Cívica Radical catamarqueña es la búsqueda de diferenciación entre dirigentes con aspiraciones.
En ese contexto se inscriben los severos cuestionamientos que recibió el presidente del Comité Provincia de la UCR y diputado provincial, Alfredo Marchioli, por haber avanzado en el proyecto de adhesión de la Provincia al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), promovido por el gobierno de Javier Milei y ya aprobado en el Congreso nacional.
“La presentación que hizo el presidente del radicalismo, en forma individual, sin consultar al partido, parece que es un acto más de su desprolija y espantosa gestión como presidente del partido”, fustigó el senador nacional Flavio Fama en declaraciones a Radio INFORAMA.
Fue en alusión a la nota que nueve secretarios del Comité presentaron a Marchioli y a los vices 1° y 2°, Alicia Paz y Luis Fadel, también diputados, en la que expresaron su “profunda preocupación y rechazo a la decisión unilateral” de apoyar la adhesión al régimen nacional, “sin haber sido consultada ni mucho menos consensuada con estos secretarios”.
Según esos dirigentes, las reuniones que se llevaron a cabo en el partido para abordar el tema del RIGI tuvieron un “carácter meramente informativo” y “en ningún momento se acordó formular una propuesta de proyecto”, aseguraron.
Entienden que estas “acciones” de las autoridades partidarias “buscan engañar la voluntad de la mayoría de los radicales, al pretender imponer decisiones que no reflejan el consenso y la pluralidad que nos caracterizan”. Y en tal sentido les pidieron que al proyecto legislativo “lo hagan propio”, que no involucren a la UCR y no se arroguen la “total representación partidaria”.
De todos modos, es altamente probable que la adhesión de la Cámara baja al RIGI se apruebe por amplia mayoría en la sesión del miércoles próximo, ya que el oficialismo y los principales bloques opositores acordaron un despacho a favor en común. La única postura disidente es la del diputado Hugo Ávila (FAC), quien propone rechazar la medida.
Pero no se trata de si el RIGI será beneficioso o no para Catamarca, ni siquiera de si fue atinado que el radicalismo aunara criterios con el peronismo y los libertarios para dar esa herramienta al Gobierno. Lo que los objetores de Marchioli le reprochan es su manejo autoritario del partido, la escasa praxis democrática en la toma de decisiones.
Del triunfo al reproche
Marchioli asumió como presidente de la UCR provincial en 2023, tras ganar la interna del 2 de abril de ese año. Fue el candidato de la alianza “Ahora, el radicalismo”, que aglutinó a ocho líneas internas, entre ellas Celeste, Evolución Radical, Movimiento Renovador, Morada, La Causa Argentina y Radicalismo Territorial, entre otras.
Los rivales en la pelea habían conformado la lista “Renovación y Cambio Radical”, con el apoyo de las líneas FAPRA, Raúl Alfonsín, Radicales en Acción y CPR, entre las principales. La candidata a presidente del Comité Provincia fue la diputada Natalia Herrera. Los principales referentes políticos del sector eran el propio Fama y el diputado nacional Francisco Monti, quienes a su vez representaban el oficialismo partidario en retirada. Monti, de hecho, era el presidente saliente.
La victoria de la alianza encabezada por Marchioli fue inobjetable, sobre todo gracias a la cobertura territorial de los sectores celeste y renovador, ambas con engranajes electorales experimentados y más o menos leales en el interior. Pero en política el amor suele durar poco tiempo.
En efecto, a poco de andar, Marchioli empezó a dar muestras de su estilo personalista en la conducción. Mantenía reuniones reservadas con funcionarios provinciales, decidía sin consultar al pleno del partido y se preocupaba más por su protagonismo individual que por el del conjunto. Era él por encima de todos.
El episodio que dejó al desnudo esa conducta fue el denominado “Pacto de San Antonio”. A fines de octubre pasado, Marchioli ofició de anfitrión en su finca de San Antonio, FME, para un encuentro con funcionarios y legisladores oficialistas con el fin de tratar la posible reforma de la Constitución provincial y, a la vez, la designación de militantes radicales en cargos de planta permanente, entre otros temas.
La noticia de la reunión, que fue secreta y a espaldas de la UCR, causó un fuerte revuelo en el Comité Provincia, donde Marchioli y otros legisladores presentes en la finca intentaron explicar el diálogo con los emisarios del Gobierno. No lograron convencer a los militantes y dirigentes más dogmáticos.
Poco después, un grupo de legisladores radicales y secretarios del Comité Provincia firmaron un documento con términos durísimos contra Marchioli y sus adláteres de San Antonio. “Han sembrado el camino para que hoy la UCR se encuentre bajo tela de juicio (…) Son ustedes los únicos responsables de colocarse en una situación de desconfianza y descrédito”, señalaron.
Y agregaron: “No vamos a permitir que continúen atropellando los principios y las bases fundantes de nuestro partido, no nos vamos a plegar a quienes insisten en justificar rumbos equivocados y hacen de la UCR su fuente de ingresos”.
Para colmo, Marchioli ya venía siendo blanco de críticas internas por su postura condescendiente con la propuesta del Ejecutivo provincial de asignar cargos al radicalismo para integrar los directorios de CAMYEN y del fideicomiso minero.
Y así fue como, en apenas un año de mandato, Marchioli se convirtió en el conductor de la UCR catamarqueña más desacreditado por sus pares. Conserva la legalidad, pero la legitimidad se desmorona sin remedio.
Rumbo a la interna
De acuerdo con el artículo 15° de la Carta Orgánica de la UCR, el mandato de las autoridades dura dos años y podrán ser reelectas por un periodo consecutivo. Es decir, en abril de 2025 concluirá el mandato de Marchioli, junto al resto del gobierno partidario.
En otras palabras, los cruces que se observan estos días no son más que el preanuncio de la batalla que se avecina en el principal partido de oposición de Catamarca, que cuenta con más de 46.000 afiliados y es la fuerza con mayor representación legislativa y municipal después del peronismo.
La definición en la conducción del radicalismo representa el primer paso para la siguiente fase, que no es otra que el diseño electoral para los comicios de medio término de octubre, donde se ponen en juego bancas provinciales y nacionales. En diciembre de 2025 vencerá el mandato del diputado nacional Monti. Y en la Cámara baja provincial sucederá lo propio con Marchioli, Fadel y Paz, la actual cúpula partidaria.
Sin embargo, el mayor desafío del radicalismo será recuperar los votos perdidos a manos de La Libertad Avanza, la fuerza debutante en 2023 que desplazó a Juntos por el Cambio al tercer puesto en las preferencias del electorado catamarqueño. No es poco trabajo el que debe hacer.