Solo duraron 22 días en el nuevo cargo. Los cuatro funcionarios que la Cámara de Senadores hizo jurar a las apuradas en la penúltima sesión ordinaria, en momentos en que arreciaban las advertencias de ajuste en el país, debieron resignar su ascenso en la estructura política del vicegobernador Rubén Dusso. El gasto previsto, sin embargo, sigue indemne en el Presupuesto 2024.
La creación de 6 nuevos cargos políticos en la Cámara alta provincial fue un verdadero engendro legislativo e institucional. El 14 de noviembre pasado, ingresó un proyecto del exsenador chacarero José Martínez (PJ) para modificar un artículo del reglamento interno del Senado que garantizaba estabilidad laboral, hasta los 65 años, a los secretarios y subsecretarios. Propuso, y así se aprobó, que estén sujetos a renovación. Hasta allí todo bien.
La sorpresa fue la segunda modificación al reglamento, porque no tenía absolutamente nada que ver con la primera y tampoco estaba fundamentada, como debe ser en todo proyecto. Fue un cambio en el artículo 149° por el cual se dispuso que el Senado incremente 3 nuevas secretarías y 3 subsecretarías. A saber:
- Secretaría y Subsecretaría Legislativa.
- Secretaría y Subsecretaría Institucional.
- Secretaría y Subsecretaría de Innovación Pública y Gestión Estratégica.
Hasta allí, tanto el Senado como la Cámara de Diputados contaban solamente con las secretarías Parlamentaria y Administrativa y sus respectivas subsecretarías. O sea, 4 cargos políticos en ese rango. Los senadores, incluidos los de la oposición, aprobaron por unanimidad que sean 10 cargos en total. No hubo debate, no hubo objeciones. La dilapidación presupuestaria pasó por la vía rápida.
En la sesión del 30 de noviembre pasado, todavía en periodo extraordinario, el Senado montó la escena para el juramento de los nuevos funcionarios. Franco Dré asumió como secretario Parlamentario en lugar de Julio Macedo, quien a su vez pasó a la flamante Secretaría Institucional; el resto de los nuevos fueron todos subsecretarios: José Ignacio Rivera (Legislativa), Pablo Correa (Institucional) y Gretel Galeano (Innovación Pública y Gestión Estratégica). Solo quedaron dos secretarías vacantes.
Según la lectura de las notas que precedían a cada juramento, todos los nuevos funcionarios habían sido “propuestos por el vicegobernador, ingeniero Rubén Dusso”. Y todos, por cierto, formaban parte de su círculo político bajo presupuesto. Como era de prever, aquí tampoco hubo objeciones en el recinto.
Patas cortas
Los cuestionamientos al despilfarro en el Senado comenzaron tras la asunción de los nuevos integrantes del cuerpo, el 7 de diciembre. Aunque fue durante la última semana que tanto legisladores del oficialismo como de la oposición hicieron llegar su malestar al gobernador Raúl Jalil, quien ya había expresado puertas adentro su desacuerdo con las designaciones de Dusso.
Además, la maniobra se dio en el medio del conflicto con el Poder Judicial por la poda del 30% de su presupuesto 2024 y las manifestaciones callejeras en contra, el anuncio de la reducción del 20% de la planta política en el Ejecutivo y antes de la reunión de gobernadores con el presidente Javier Milei por el ajuste fiscal y el impacto en las provincias. Es decir, el contexto no podía ser desconocido por el vicegobernador.
Fue luego de uno de los encuentros con representantes de los tres poderes que Dusso regresó a su despacho y empezó, muy a su pesar, a pedir las renuncias a los funcionarios ascendidos, quienes por supuesto continuarán en la planta política del Senado con buenas remuneraciones.
En la sesión del jueves pasado, la segunda del periodo extraordinario, el secretario Dre leyó las renuncias a los nuevos cargos por parte de Macedo, Rivera, Correa y Galeano. Textos casi idénticos y sin explicaciones del porqué. Obediencia debida al palo.
Por ahora, solo señal
Como el proyecto de modificación del reglamento interno del Senado por el cual se crearon los seis nuevos cargos fue aprobado en el periodo ordinario, para volver al estado inicial el cuerpo debe aprobar otro proyecto mejorado o derogar el actual. Y eso únicamente lo puede hacer en el próximo periodo ordinario de sesiones, a partir del 1 de mayo de 2024, ya que en extraordinarias solo puede abocarse al temario remitido por el Ejecutivo provincial.
Pero además la Ley de Presupuesto 2024, que incluye los tres poderes, contempla la estructura de la planta política ampliada que presentó el Senado con las respectivas asignaciones de recursos para cada cargo. O sea, los seis nuevos cargos siguen allí con sus partidas aunque no tengan responsables designados.
Entre las tres nuevas secretarías y sus correspondientes subsecretarías, el presupuesto de la Cámara alta prevé un gasto total de 127.781.880 pesos. En términos remunerativos significa que cada secretario tendrá un salario promedio de $1,8 millones mensuales, apenas 10% menos que la dieta de un senador. Y cada subsecretario promediará un sueldo de $1,5 millones.
De manera tal que el Senado deberá readecuar (en menos) sus gastos el año próximo y aprobar un “no innovar” respecto a la estructura de cargos políticos para que vuelva a ser igual a la que existe en la Cámara baja.
Por tales razones, las renuncias de los fallidos funcionarios poseen apenas el valor de un gesto para la tribuna.