Opinión

El anti-ajuste del Senado provincial

La Cámara alta creó 6 nuevos cargos políticos en su estructura. No tienen funciones asignadas. Pero además su presupuesto para el año próximo es el que más se incrementó en toda la provincia. Prevé erogaciones por casi $7.000 millones en “bienes de uso” y no especifica en qué gastará.
Por Marcelo Sosa

El Senado de Catamarca decidió marchar a contramano de los tiempos que corren. Como si nada hubiera ocurrido en el país y en la propia provincia, creó seis nuevos cargos políticos sin ninguna fundamentación y así incrementó el gasto salarial en $127 millones. Pero eso no es todo: es el ámbito público que tuvo el mayor salto presupuestario respecto a 2023, casi el doble que el Poder Judicial en términos porcentuales. Y eso claramente no es poco.

La movida fue tan repentina como fugaz. En la sesión del 30 de noviembre pasado, el Senado agregó a su estructura tres nuevas secretarías y sus correspondientes subsecretarías. Hasta entonces, contaba solo con las mismas que tiene la Cámara de Diputados: Secretaría y Subsecretaría Parlamentaria y Secretaría y Subsecretaría Administrativa. Pero a partir de ese día sumó las siguientes:

  • Secretaría y Subsecretaría Legislativa.
  • Secretaría y Subsecretaría Institucional.
  • Secretaría y Subsecretaría de Innovación Pública y Gestión Estratégica.

En pocos minutos de sesión, el Senado puso el montaje para el juramento de los nuevos funcionarios. La Sagrada Biblia, la Cruz y el micrófono de pie fueron y volvieron frente al estrado de la presidencia en forma frenética. Todos los nombres, según se leyó, fueron “propuestos por el vicegobernador, Rubén Dusso”. Y por lo tanto, nadie presentó objeciones.

La nueva estructura con sus respectivos responsables quedó de la siguiente manera:

  • Secretaría Parlamentaria: Franco Guillermo Dré.
  • Subsecretaría Parlamentaria: Damián Vega Anchetta.
  • Secretaría Administrativa: Geraldine Gasó.
  • Subsecretaría Administrativa: Alina Chayle.
  • Secretaría Legislativa: vacante.
  • Subsecretaría Legislativa: José Ignacio Rivera.
  • Secretaría Institucional: Julio Macedo
  • Subsecretaría Institucional: Pablo Correa.
  • Secretaría de Innovación Pública y Gestión Estratégica: vacante.
  • Subsecretaría de Innovación Pública y Gestión Estratégica: Gretel Galeano.

Macedo estaba a cargo de la Secretaría Parlamentaria y pasó a la flamante Institucional. Todavía no fueron designados los titulares de la Legislativa ni la de Innovación Pública y Gestión Estratégica. Nadie espera que sean bendecidas personas ajenas al entorno de Dusso.

Sin justificación

La creación de los nuevos cargos políticos surgió por un proyecto de modificación del reglamento interno de la Cámara alta presentado el 14 de noviembre pasado por el exsenador de Valle Viejo José Luis Martínez (PJ). Fue su último “aporte” antes de dejar la banca a su sucesor.

Lo curioso es que la fundamentación de la iniciativa fue la necesidad de enmendar el artículo 150° del reglamento que otorgaba un carácter permanente a los cargos políticos hasta que sus titulares cumplieran la edad para jubilarse (así de anacrónica era la norma), pero de allí pasó, sin ninguna lógica, a la creación de las nuevas secretarías y subsecretarías.

“El reglamento interno de la Cámara de Senadores establece en su art. 150° la estabilidad de los secretarios y subsecretarios hasta la edad de 65 años, que si bien permite la profesionalización de la función y la dedicación exclusiva al desempeño del cargo, también presentan otros inconvenientes, como la paralización de la renovación y cambio de perfiles de funcionarios a distintos momentos que transitamos; entre estas opciones, en función del momento social y político que vivimos, debemos priorizar la que promueve la renovación sin necesidad de que estos funcionarios tengan estabilidad”, escribió Martínez.

Y tras cartón, en la parte resolutiva, introdujo una modificación al artículo 149° por el cual se dispuso que a partir de ahora la Cámara tenga 5 secretarias y sus respectivas subsecretarías. En otras palabras, fundamentó sobre la temporalidad de los cargos, pero nada señaló respecto al incremento de la estructura política. De las peras a las manzanas en un tranco.

En pocos minutos, el Senado tomó juramento a la mayor parte de los nuevos funcionarios.

Si no fuera porque se entiende que la Vicegobernación aprovechó la oportunidad para meter cargos por la ventana, se podría afirmar que el proyecto de Martínez demuestra una pésima técnica legislativa. Igualmente, no sorprende que estas cosas ocurran en el Senado, donde la abrumadora mayoría oficialista lo convirtió en la escribanía del Gobierno y, en ocasiones como ésta, en la secretaría privada de Dusso.

Por supuesto, tampoco figura en ningún lado una fundamentación de por qué son necesarios esos nuevos cargos, ni qué funciones cumplirán. ¿En qué se diferencia la Secretaría Parlamentaria de la Legislativa? ¿Qué se supone que va a hacer la Secretaría de Innovación Pública y Gestión Estratégica? ¿La Institucional absorberá competencias de la Dirección de Protocolo?

Lo único que se sabe es lo que figura en el apartado salarial del presupuesto del Senado: los 6 nuevos cargos representarán en 2024 un desembolso de $127,7 millones para el erario provincial.

Cada secretario tiene un índice 2.82, lo que significa que el sueldo promediará $1,8 millones por mes. A un subsecretario le corresponde un índice 2.13 y el sueldo presupuestado para el año próximo es de $1,5 millones. Nada mal para cargos sin responsabilidades claras.

El ítem descomunal

El presupuesto 2024 del Senado incluye un ítem que representa el mayor gasto de todos, por encima incluso de los destinados a salarios del personal, que históricamente consumen casi la totalidad de los recursos. Se trata de “Bienes de uso”.

Según la Resolución Técnica contable N° 9, los bienes de uso son “aquellos tangibles destinados a ser utilizados en la actividad principal del ente y no a la venta habitual, incluyendo a los que están en construcción, tránsito o montaje y los anticipos a proveedores por compras de estos bienes”. No se incluyen aquí los gastos destinados a alquileres, que son habituales en ambas cámaras.

Los números del Senado en este punto son claramente desmedidos. Mientras las partidas destinadas a “Personal” suman $6.302 millones (44,4%), las que figuran en el apartado “Bienes de uso” totalizan $6.941 millones (49,2%). O sea, representan casi la mitad del presupuesto de la cámara.

El Senado destinará casi la mitad de su presupuesto a "bienes de uso". Más que para sueldos.

En cambio, el presupuesto de la Cámara de Diputados es más lógico: destina 95% ($17.908 millones) a sueldos y apenas 0,35% ($65 millones) a bienes de uso. Los rubros construcciones, maquinarias y equipos y activos intangibles son los que cuentan con fondos previstos.

Planilla del presupuesto de la Cámara de Diputados. "Bienes de uso" contará con $65 millones.

¿Cuáles son los bienes de uso del Senado a los que destinará la mitad del presupuesto el año próximo? No los detalla en su presupuesto, ni en la sección “Transparencia parlamentaria” de su página web.

Se podría suponer que semejante partida podría ser destinada a financiar la construcción del nuevo edificio legislativo que se levanta a metros del ingreso de La Gruta de la Virgen del Valle. Pero en ese caso los recursos deberían salir de ambas cámaras y no solo del Senado.

Aunque en rigor se sabe que esa obra corre por cuenta del Ministerio de Infraestructura y Obras Civiles, no del Poder Legislativo. Un análisis aparte sería determinar si el nuevo edificio de la Legislatura es en verdad una obra necesaria y prioritaria en la nueva era de vacas flacas que viven los argentinos.

Lo cierto es que el presupuesto del Senado provincial es el que más se incrementará, en términos porcentuales, respecto al de la Cámara de Diputados y al del Poder Judicial, con todas las objeciones que puedan hacerse al último. El siguiente cuadro lo detalla:

Haz lo que digo…

A tono con la conocida frase del filósofo Séneca “haz lo que digo y no lo que yo hago”, el Senado catamarqueño avala los ajustes en el Estado provincial, pero aumenta su gasto político sin vergüenza ni menos aún justificación. No puede, sin embargo, negársele sentido de la oportunidad: lo hizo diez días antes de que conocieran las primeras medidas de la motosierra de Milei.

De todos modos, el vicegobernador Dusso ya estaba perfectamente al tanto de lo que se venía, empezando por la poda del 30% en el presupuesto de la Justicia provincial.

Esta semana, el gobernador Raúl Jalil anunció que disminuirá 20% de los cargos políticos en el Ejecutivo, al igual que decidieron otros gobiernos federales. También algunos municipios del interior adelantaron que usarán las tijeras en la planta política. Tal vez el ahorro no sea significativo, pero en momentos de ajuste los gestos de la política cobran un valor importante.

No es el caso del Senado provincial. La “escribanía” del Gobierno cuenta con 967 empleados, entre permanentes, transitorios, asesores y funcionarios. O sea, la relación es de 60 cargos por senador. Hay 168 funcionarios, la mitad de los cuales dependen directamente de Dusso.

El oficialismo y gran parte de la oposición miran a otro lado. El silencio es una forma muy concreta de consentir.

En el desierto fiscal de 2024, el Senado de Catamarca aparece como un oasis de dispendio.