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Edgar Bacchiani y el misterio de sus propiedades

A 16 meses de su detención en el Penal de Miraflores, el autodenominado “Trader God” Edgar Adhemar Bacchiani no termina de cerrar el círculo de la fortuna amasada en apenas dos años, entre 2020 y principios de 2022, y solo atina a mostrarse como víctima de sus ex socios y asesores.

Insiste en que tiene bloqueado el acceso a sus cuentas en las billeteras frías, pero que “posee” una docena de inmuebles para poner a disposición de sus acreedores estafados, aunque carece de papeles para demostrar su propiedad. O sea, que hoy solo cuenta con lo puesto. Un indigente cualquiera.

Esa parábola de la abundancia inicial a la pobreza presente fue el nudo de la última declaración que realizó Bacchiani durante tres días consecutivos, entre el 30 de agosto y el 1 de septiembre, en el Juzgado Federal de Catamarca, bajo el asesoramiento de su abogado Ezequiel Walther. Un año atrás, Walther había renunciado a su cargo de fiscal provincial antes de ser sometido a un Jury de Enjuiciamiento tras ser acusado por el supuesto robo de dos cajas de herramientas en una playa de estacionamiento.

Pero a la par de mostrarse como víctima, el dueño de la desaparecida financiera Adhemar Capital SRL también prendió el ventilador y sumó a su “lista negra” a otros personajes que hasta el momento estaban silenciados en sus declaraciones indagatorias.

Esta vez cargó contra el abogado Carlos Correa, ex asesor legal de Adhemar Capital, y la escribana Joaquina Córdoba Gandini, quien además está imputada por la Justicia Federal en una causa por supuesta “insolvencia fraudulenta” de Bacchiani. Lo hizo al aludir a 13 bienes inmuebles que aseguró son propios y estaría dispuesto a poner a consideración de la Justicia para resarcir a los clientes damnificados. Aunque, aclaró, “la mayoría de ellas hoy están usurpadas por quienes me las vendieron”.

Carlos Correa y Joaquina Córdoba Gandini.

Bacchiani se refirió puntualmente a una reunión en su oficina -previa a la que tuvieron a la noche en la casa de su expareja Zaraive Garcés Rusa- con Correa y Gandini, además del abogado Lucas Retamozo.

“El doctor Correa me dijo que tenían un pozo de inversión que, según él, rondaba los 800.000 dólares y con gente muy pesada, así que yo te voy a dar un consejo: yo sé que estás vendiendo propiedades para liquidez, así que te sugiero que nos des los papeles, yo los voy a poner a nombre de personas que son intocables aquí en Catamarca y si en algún momento necesitamos liquidez, yo me voy a hacer cargo de liquidar esas propiedades y ponerlas a disposición tuya, pero mientras tanto van a estar en mi poder y no a disposición tuya; caso contrario te voy a hacer mierda. A lo que respondo, ¿cómo vas a hacerlo, porque tendría que cederte estas propiedades? Y me dijo: yo lo único que tengo que hacer es levantar el teléfono, hablar con la persona de extrema confianza que tengo en la Justicia Federal que está en mi pozo, que es el Dr. Santos Reinoso y jurídicamente te destrozo. Y si no es a través de él, es a través de la intendenta (de Fiambalá, Roxana) Paulon, que pertenece al pozo, y que con un solo llamado sabés a quién se va a dirigir. Y también me dijo sin contar que tenés a tu mujer embarazada (por Sofía Piña), tenés otro hijo y está Zara”.

Las propiedades

Según Bacchiani, él pagó en su totalidad la mayoría de las siguientes propiedades inmuebles:

Documentación: boleto de compraventa.

Documentación: recibo de pago.

Documentación: no precisa, pero asegura que está en poder de la escribana Córdoba Gandini.

Documentación: “en manos” de Correa.

Documentación: en poder de la escribana Gandini.

Documentación: en poder de Gandini y Lucas Retamozo.

Documentación: en manos de Correa.

Documentación: en poder de Retamozo.

Documentación: escribana Gandini.

Documentación: no hay.

Documentación: la operación se hizo en la escribanía Gandini y los papeles estarían en manos de Correa.

Lo curioso es que nunca dijo haber firmado escrituras ni haberlas puestas en resguardo, lo que sería lógico tratándose de semejante patrimonio. Más aún cuando ya tenía elementos suficientes para sospechar de casi todo su entorno de gerentes, asesores y de ciertos clientes “pesados”.

Que tenga inmuebles, como asegura, pero ninguna documentación que respalde tal patrimonio es lo más parecido a una chanza.

Remates pendientes

Al margen de la investigación que sigue la Justicia Federal por intermediación financiera no autorizada, estafa, lavado de activos, asociación ilícita e insolvencia fraudulenta, el caso Bacchiani también tiene su costado civil en la Justicia provincial, donde el año pasado se dictó la quiebra de Bacchiani y de su empresa.

Lo hizo la jueza María Virginia Cano en dos causas puntuales, una el 24 de octubre contra Edgar Adhemar Bacchiani y otro el 22 de noviembre, contra Adhemar Capital SRL. En su sentencia, ordenó que se entreguen al síndico de la quiebra, los bienes, libros de comercio y la documentación de la contabilidad de la fallida financiera, y dispuso que el síndico presente el informe individual de los créditos.

Las sentencias de quiebra dictadas por la jueza Cano sobre Bacchiani y sobre la firma Adhemar Capital.

Desde mayo pasado, solo hubo tres remates. El primero fue una decepción para los estafados: sillones de oficina, sillas plásticas, escritorios, muebles, una cafetera, una máquina juguera, un carro bar, tachos de basura y papeleros.

Recién en julio pasado se subastaron tres inmuebles. Por un lado, tres lotes con construcción ubicados en Intendente Lascano s/n, En el Oeste de la Capital, con una base de $75 millones. También una propiedad en Sumalao (Valle Viejo), con una base de $3,7 millones. Por otro, una casa ubicada en la calle Henry Saint Clair de la Capital, con una base en $60 millones. Se trataba del lugar de residencia de Sofía Piña, expareja de Bacchiani, y tres menores. Fue en este domicilio donde el 22 de abril de 2022 el “Trader God” salió esposado y conducido a su lugar de detención por la Gendarmería Nacional.

Desde entonces, la Justicia provincial parece haberse desentendido de los bienes que podrían agregarse a la quiebra de Adhemar Capital. El síndico tampoco aparenta tener ningún apuro en traer bienes a la quiebra. El único apresurado es el martillero; es lógico, vive de los remates.

Tampoco la Justicia Federal se muestra proclive a buscar los bienes del trader caído en desgracia. Lo debería hacer si en verdad está investigando el delito de estafa.

Sin pesos, dólares ni criptomonedas disponibles, la única vía de reparación del daño que hoy tienen miles de catamarqueños defraudados por la timba financiera es que los bienes se subasten y se distribuya el pozo. Pueden ser migajas, pero por el momento no hay nada más a la vista.

¿A qué se debe esta desidia generalizada? ¿Hay intereses ocultos detrás de la mora? El misterio sigue siendo el eje del caso Bacchiani.  

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