El conflicto en la producción de neumáticos en el país parece una producción de Gabriel García Márquez: mucho realismo mágico y poco sentido común.
El reclamo de un sector que ya lleva un sinfín de reuniones, un sindicato duro, empresarios que ofrecen "no tanto" y el gobierno que mira de afuera.
Hoy el impacto no solo alcanza a los trabajadores, sino que las consecuencias las comenzamos a pagar todos.
Es hora que el gobierno nacional tome cartas en el asunto para mediar. Seguramente los trabajadores cobrarán poco, pero debe solucionarse en la mesa del diálogo y no por eso debe todo el mundo padecer las consecuencias.