Hugo fue mucho más que un simpatizante del Alemán; su amor incondicional por el club lo convirtió en un emblema para la hinchada. Su momento de mayor reconocimiento llegó en 2022, cuando Tesorieri inauguró su cancha y él, como hincha número uno, fue ovacionado por toda la tribuna del Tesho. Entre aplausos y cánticos de "¡Olé, olé, olé, Hugo, Hugo!", recibió emocionado el cariño de la gente.
Durante años, su presencia fue habitual en la intersección de Avenida Belgrano y Tucumán, así como en la estación de servicio de Avenida Italia, donde muchos lo recuerdan con afecto. Sin embargo, con el tiempo dejó de frecuentar esos lugares. En sus últimos años, debido a problemas de salud que le dificultaban caminar, se trasladó a la zona norte de la capital, donde residía con una sobrina.
Huguito, como lo llamaban con cariño, a sus 78 años, dejó una huella imborrable en el corazón de distintas generaciones de catamarqueños.