En un emotivo encuentro espiritual, Indalecio de 97 años llegó hasta los pies de la Virgen del Valle en la Gruta, sin usar su silla de ruedas, un gesto que marcó su devoción y agradecimiento por los favores recibidos.
El hombre, oriundo de Córdoba, no solo cumplía una promesa sino que también se convertía en un ejemplo de fortaleza.
Su trayecto hasta la Morena del Valle no solo fue físico, sino una expresión de su fe y gratitud por la compañía de la Virgen a lo largo de sus casi 100 años.
La edad no fue un impedimento para seguir cumpliendo sueños y es un recordatorio de la fuerza interior que reside en cada persona, más allá de las creencias individuales.