Se trata de una jornada de reflexión sobre cómo se consiguió alcanzar metas que a la mujer le dieran dignidad, algo tan básico como el acceso a la educación y a un trabajo.
La fecha, “no es una festividad de flores y corazoncitos, sino, un festejo de la lucha”, advierte Dora Barrancos, investigadora y socióloga. Para Barrancos el 8M “es un día que siempre nos da un particular estremecimiento, porque no se trata de un festival amoroso con las mujeres, no es así” enfatiza. “Es un momento de celebración de las luchas, de reflexión sobre las largas luchas feministas, y es la oportunidad para muchísimas de transformar actitudes, conductas y sobre todo transformar sus propias vidas, salirse de las encerronas, salirse de las cárceles opresoras, eso queremos que sea siempre el 8M” comparte la investigadora.
En una entrevista con el medio Página 12, la historiadora reconoció: “No vamos a rehuir la lucha festejante, pero no es un festival de florcitas, ni de maniobras de lenguaje especialmente dedicadas”. Y continuó: “Necesitamos que se produzca ese entrelazado reflexivo entre las acciones, las conductas y las necesidades cotidianas y urgentes, por la disparidad que existe en materia sexo genérica”.
Más Información
