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"Otros temas, otros problemas"

Columna de opinión, por Mario Laplaca.
Por Marcelo Sosa

Mientras la Argentina tuvo la inflación más alta de los últimos 20 años, la clase política se dedica a peleas internas, externas y a posicionarse para las elecciones del año próximo, como si nada pasara en nuestro país.

Sin lugar a dudas las preocupaciones de los habitantes de este bendito país están muy alejadas a las preocupaciones que vive la clase política.

Las peleas entre oficialistas y opositores, los posicionamientos de dirigentes para ser candidatos el año próximo son la cara opuesta de la difícil situación que le toca vivir a cada uno de los argentinos y argentinas.

Esta semana las noticias políticas pasaron principalmente por disputas políticas internas y externas.

La oposición nacional terminó en una pelea interna por los dichos de Lilita Carrió, mientras que el oficialismo se preocupó más por el derrotero electoral de la vicepresidenta que por los números categóricos y contundentes de la inflación.

Y en la provincia las cosas no fueron tan distintas.

La Cámara de Diputados se convirtió en el cuadrilátero para las peleas de poco vuelo y discusiones que solo forman parte de una obra de mal gusto que nada tiene que ver con lo que le pasa a la gran mayoría de los habitantes de esta bendita tierra.

Sin lugar a dudas, la dirigencia política -no les gusta que les digan clase- tiene otros temas y otros problemas para resolver.

La Argentina vive la inflación más alta de los últimos 20 años.

Los datos, que parecen fríos, se sienten cada vez más en los bolsillos de los argentinos cuando comprueban que el dinero que tienen va perdiendo valor y las cosas aumentan día a día.

Alimentos y medicamentos son solo algunos de los ítems de mayor impacto en la inflación, pero todos vemos el espectáculo desagradable de la remarcación de precios en los distintos rubros.

Los gremios piden alcanzar la inflación con el aumento de los salarios, pero todo se va licuando con una velocidad que no hay discusión paritaria que alcance.

Parece una buena noticia que un sindicato logre un incremento salarial del 50 por ciento, pero no lo es, todo lo contrario.

La inflación es un flagelo que va degradando cada vez más el valor del dinero y entonces cada vez menos impacto tienen los posibles incrementos salariales ya que serán dinamitados por el aumento desmesurado de los precios.

El problema es controlar la inflación para poder tener cierta previsibilidad y así lograr tranquilizar una economía afiebrada que solo tiene como solución algunos paños fríos que nada hacen para combatir la verdadera enfermedad.

No es novedad que las cosas aumentan y que el dinero no alcanza.

Pero tampoco es novedad que mientras todo esto ocurre la dirigencia o clase política está en otra cosa.

Las perspectivas por las elecciones del año próximo hacen funcionar el mecanismo de posicionamientos olvidando totalmente cuáles son los verdaderos problemas que hoy tiene la ciudadanía.

Vemos en las noticias que el oficialismo nacional critica la anterior gestión a pesar que está terminando su mandato.

Y también vemos como la oposición pide las soluciones que en su momento no supo dar.

El tema es que no surgen ideas para llevar algo de tranquilidad a una situación de incertidumbre que arrastra a todos los estratos sociales de la comunidad.

Solo algún programa para los próximo 60 días de congelar precios, marcando que la situación es más complicada de lo que reconocen.

En realidad se tendría que pensar en el próximo año o los próximos años, pero ahora el tema es frenar la inflación con un programa de 60 días.

Las salidas son coyunturales porque la inflación se come día a día el valor de la moneda y es muy difícil de controlar.

Mientras esta realidad que todos vemos, la dirigencia política está gastando energía en otras cuestiones.

Muchos piensan en reelecciones, re-reelecciones y reconcontra re-reelecciones.

Como un cachetazo a la dignidad y necesidad de los ciudadanos.

Muchos dirigentes dicen que no es tiempo de hablar de candidaturas ni elecciones, pero solo trabajan para eso.

Se rasgan las vestiduras por la grave situación económica pero nada hacen para bajar el gasto político.

Los temas y las preocupaciones de los argentinos no son los temas ni las preocupaciones de los políticos.

Lejos, como siempre, de lo que la sociedad demanda.

Total parece muy lejano que se cumpla el juramento que la “Patria os lo demanden” sino cumplieron con su misión de servir al Pueblo.