Lamentablemente, los hechos de bullying no cesan. Si bien hay concientización al respecto y situaciones que se lograron frenar, continúa siendo una problemática que afecta a niñas, niños, adolescentes y hasta los adultos. Tal vez alguna en la vez en la vida sufriste burla, acoso, violencia física y/o verbal o estuviste cerca de una persona víctima de estas acciones.
Casos como el de la niña que organizó un grupo para pegarle a otra en el recreo, en un colegio de Catamarca (que abordamos en Inforama), preocupan e invitan a pensar sobre qué se puede hacer desde la escuela o el hogar para inculcar otro tipo de actitudes en los más jóvenes. Pero teniendo en cuenta que, para conseguir este escenario ideal lleva tiempo y trabajo, vamos a abordar este tema bajo recomendaciones para manejarnos ante estos hechos y haciendo foco, particularmente, en el ciberbullying.
¿Qué es el ciberbullying?
Es el uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil y videojuegos online principalmente) para ejercer el acoso psicológico entre iguales. No se trata aquí el acoso o abuso de índole estrictamente sexual ni los casos en los que personas adultas intervienen.
Es bien sabido que esto puede lastimar a los menores y dejarles heridas que los afectarán durante su crecimiento, por ello es importante que los padres conozcan algunas estrategias para evitar que sean víctimas de estas agresiones sin necesidad de prohibirles por completo el ingreso a Internet.
Cultivar una relación de confianza
De acuerdo con digipadres de la compañía de ciberseguridad ESET, es importante que los padres o tutores establezcan vínculos robustos de confianza. Cuando los jóvenes sienten que pueden contarles a sus padres lo que tienen en mente, se les proporciona una perspectiva saludable y un terreno seguro en el que siempre pueden confiar.
Cuando no es el caso, los menores se vuelven más susceptibles a ser víctimas. Además, señalan los especialistas que una relación cálida y abierta permite conversaciones más honestas y se deben de proporcionar los instrumentos para navegar de forma segura en Internet.
Buscar señales de que algo anda mal
Se trata de prestar atención a cualquier señal que indique que los menores podrían ser víctimas de acoso cibernético o estar en contacto con alguien que pueda causarles daño. Algunas de las preguntas que se deben hacer los padres para saber si hay algo que ande mal son: ¿Está teniendo problemas emocionales con frecuencia o cambios de humor repentinos? ¿Ha eliminado repentinamente su perfil de redes sociales? ¿Está fingiendo estar enfermo para evitar ir a la escuela?
Con esas preguntas u otras similares se puede saber cuál es el estado de ánimo del menor. También se debe poner atención en su comportamiento, como la falta de interés con amigos o familia y tratar se acercarse de la mejor manera posible para ayudarle.
Mantenerse al tanto de las actividades online
No es necesario ser intrusivo, solo asegurarse de tener una idea de cómo pasan el tiempo en los dispositivos con conexión a Internet. Lo mejor es informarse sobre las últimas tendencias que dan forma a la vida de los menores dentro del mundo digital.
Se puede seguir a los mismos influencers que ellos, o pedirles que expliquen de qué se trata el juego que están jugando. Esto da la oportunidad de reaccionar a los temas de actualidad y hasta entablar con ellos una conversación en la que se compartan puntos de vista y construir un puente entre la brecha generacional. Para que eso sea posible hay que escuchar con un genuino interés.
Quiénes son los trolls
Cabe apuntar que causan interrupciones en la red, crean conflictos y, en general, provocan a otros. Sienten satisfacción por las fuertes reacciones a sus publicaciones ofensivas, irritantes o falsas. Hacen que sea imposible llevar adelante discusiones constructivas y positivas, a propósito.
Qué hay detrás del ciberbullying
El acoso cibernético se basa en escribir comentarios ofensivos, difundir rumores y hacer acusaciones falsas, amenazas y chatajear con sacar a la luz información privada o íntima de la víctima, humillar y ridiculizar, acosar, acechar o fingir ser alguien más con el objetivo de dañar a alguien. Estas acciones suelen estar dirigidas a una persona.