En la antigua casa de Wilfrido Figueroa se trabaja en la recuperación y puesta en valor de esta edificación histórica que data de finales del siglo XIX. El objetivo es mantener su estructura arquitectónica y valor histórico para transformarla en el Primer Centro Tecnológico Cultural de Paclín, con miras a que también funcione como Palacio Municipal.
Actualmente, se llevan a cabo diversas intervenciones en la casona, conservando su arquitectura de época. Se están desarrollando trabajos en el sótano, construyendo nuevos baños, espacios multifunción y oficinas, entre otras mejoras integrales, para darle una nueva utilidad a esta emblemática casona situada en el corazón de La Merced, frente a la plaza principal "Manuel Belgrano".
Se prevé que los trabajos se completen y la obra sea entregada en septiembre, según el avance que se concretó hasta el momento. las obras son ejecutados íntegramente por el municipio de Paclín con fondos provinciales.
El ambicioso proyecto incluye la restauración y reacondicionamiento de la casa histórica para convertirla en un espacio cultural y tecnológico. El Centro Tecnológico Cultural (CTC) constituye un proyecto innovador que reúne funciones cívicas y una propuesta inclusiva y tecnológica abierta a la comunidad y a los turistas.
El objetivo principal de CTC es fomentar la conexión entre los ciudadanos y su entorno, promoviendo la participación activa y el empoderamiento comunitario. Este espacio multifuncional servirá como un centro de reunión, debate y toma de decisiones, albergando las funciones cívicas y siendo la sede del intendente.
Entre los espacios proyectados se destacan una sala de reuniones, aula de robótica y aula de idiomas, una zona interactiva, un centro de interpretación y un microcine.
Emblema histórico y arquitectónico de Paclín
La casona que perteneció a Wilfrido Figueroa, ubicada en la Villa de La Merced, representa uno de los ejemplos arquitectónicos más relevantes de fines del siglo XIX. Su ubicación privilegiada frente a la plaza principal y sus impresionantes dimensiones testimonian la importancia y distinción de sus antiguos habitantes en los primeros años de la localidad.
La vivienda cuenta con tres accesos distintivos: uno en la esquina, con una estética sencilla en consonancia con la uniformidad de los perfiles en ambas calles, y los otros dos accesos en las calles laterales. Uno de los rasgos más destacados de esta casa es su segunda planta, que se ve como un hito urbano de gran relevancia para la comunidad.
A lo largo de su historia, esta casa fue testigo de importantes decisiones que moldearon el destino del departamento Paclín, así como de memorables momentos familiares propios del final del siglo XIX y principios del XX.
Después, tras la muerte de Wilfrido Figueroa en 1909 a los 56 años, la propiedad quedó bajo el cuidado de su esposa hasta su fallecimiento en 1939. Esto conllevó el progresivo abandono de la vivienda y su consecuente desmembramiento familiar.
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