“Realmente pensé que no iba a sobrevivir” expresó Mercedes Sosa Soler, la joven de 22 años que junto a su hermano fueron detenidos en la madrugada del 1 de enero a la salida del boliche Wika Club.
A tres días del hecho, Mercedes utilizó sus redes sociales para agradecer la preocupación de sus allegados y dar la versión de lo que pasó en primera persona.
“Estábamos saliendo de Wika y la policía empezó a decirnos que nos vayamos. Nosotros les dijimos que estábamos esperando a nuestros otros dos hermanos para irnos. Pero insistieron en que nos vayamos y que a ellos no les importaba que hacíamos, que nos teníamos que retirar del lugar. Desde ese momento empezó todo”, expresó.
Mercedes asegura que luego la situación fue poniéndose cada vez más tensa. “Pedí que me hablaran con respeto porque jamás agredimos a nadie. A lo que una policía femenina se acercó de manera violenta y cuando nos estábamos retirando empezó a hablarnos de mala manera. Intentó agredirme agarrandome sin motivo”.
Es ahí cuando, según el relato, la joven toma su celular para registrar la situación, lo que habría detonado el enojo de los efectivos policiales.
“Al ver que estaba documentando su agresión, al parecer molestó más a esta mujer, ya que todo continúo afuera de ahí, en la vía pública. Los mismos policías empezaron a decirnos que nos teníamos que retirar (siempre de mala manera) a lo que dijimos que seguíamos buscando y esperando a nuestro otro hermano, que nos estábamos retirando”.
“En ese momento un policía sin mediar palabra le pega un golpe de puño a mi hermano provocando que se cayera al piso. Y entre tres uniformados lo comienzan a golpear en el piso. Todo sin motivo alguno. Yo les pedía por favor que no le pegaran así. Me tiro al piso e intento pedir que no le peguen. Siento que alguien me tira fuertemente del pelo y me lleva arrastrando hasta el móvil policial, y después me doy cuenta que era la misma policía mujer que me había intentado agredir antes y que yo mismo le había sacado la foto”.
Mercedes Sosa Soler, denunciante
A esta situación, Mercedes agrega que la violencia por parte de los efectivos continuó en el traslado hacia la dependencia policial. “Durante todo el trayecto desde Wika a la comisaría recibí golpes e insultos. La mujer policía me decía ‘filmame ahora, h... de mil p...*’ mientras me golpeaba y no me dejaba respirar. Realmente pensé que no iba a sobrevivir. Una violencia que jamás había vivido en mi vida”, relató la joven.
Por último, aclaró que “en ningún momento ni circunstancia hubo agresión verbal ni física” de parte de ella y sus hermanos hacia otra persona, “ni policía ni persona civil”. “Lo único que queríamos era esperar en la vía pública a nuestros hermanos para poder volver a mi casa”.
“Siempre supuse que la Policía es la que te cuida y protege, y es la encargada de evitar disturbios, nunca de generarlos. Ese día los únicos que generaron daños, agresiones y disturbios fueron ellos”, concluyó.