En una charla que moderó Juan Angera y en la que además conversó con el público, Tute contó cómo fue su camino profesional en el arte. Dijo que es multitasking porque al dibujo se sumaron la música (haciendo canciones y discos), la poesía, el periodismo con el género entrevista, la pintura, el cine, pero aclaró que su actividad troncal es el humor gráfico.
“Más allá de tener la vocación desde niño, con los años la vocación se pone a prueba. Circulo por una avenida ancha y me corro de acuerdo me lleve el deseo, me siento perseguidor del deseo (…) Se abren puertas inéditas, puertas artísticas, todas se sirven mutuamente. Soy un dibujante, un civil todo el tiempo que en algún momento se sienta al tablero a dibujar esas observaciones previas de la vida, de estar viviendo. Todo lo que está en mi universo aparece en esos dibujos”, expresó.
Acerca de su último libro, Mabel y Rubén, dijo: “Si me hubiera pasado todo lo que dibujo sería un trapo de piso". Sostuvo que lo que les sucede a los personajes es gracioso porque les va mal y porque representa todos los tropiezos vinculares que son tragicómicos".
“Los personajes dicen cosas que nosotros callamos, eso pasa con Mabel y Rubén y por eso pienso que funciona. Si les fuera fenómeno no estarían en la contratapa del diario. Funciona el humor porque les va mal, aun así, cada tanto andan bien. Muestran la dificultad de las parejas, toda pareja es inviable y hay una cuota de heroicidad al intentarlo una y otra vez en Mabel y Rubén”.
En este sentido, dijo: “Me molesta esa vertiente moderna de sobrecito de azúcar que vienen a resolver nuestras vidas, de frases de auto ayuda a mi me repele, prefiero la complejidad de ir caso por caso, tratar de ver todas las cosas que pasan en el mundo de los vínculos. Y Mabel y Rubén son personajes que cambian todos los días, distintas edades, problemáticas distintas”.
El dibujante señaló que se viven tiempos de mucha conciencia social, donde la sociedad está muy preocupada por concientizarse en todo y en este sentido consideró que “por un lado está fenómeno porque nos lleva como sociedad a tomar conciencia sobre todos estos temas, y el humor gráfico es espejo de la realidad, pero también es subversivo, busca incomodar al poder”.
“A veces caemos en la solemnidad, y no hay nada peor que un humor solemne, un humor que esté permanentemente buscando la aprobación. Uno cuando hace humor está siendo crítico, cuando nos reímos nos quejamos, nos quejamos de que nos vamos a morir, de los políticos, porque el humor es un mecanismo de defensa, no es solamente pasarla bien. Nos defendemos con el humor, por eso en los velorios hay humor, cuando alguien se muere vos estás ahí y pensás que el siguiente sos vos o el que mirás que está al lado” agregó.
La evolución del humor
Tute dijo que en la evolución de la sociedad, el humor también tuvo que deconstruirse porque es parte del cambio de paradigma. “Pienso que hoy si se puede hacer humor con todo, incluso hice humor con esta idea de que hoy no se puede hacer humor. Hay un aggiornamiento, un repensarse, que nos pone en un lugar distinto”.
En relación con esto, se refirió a los derechos que fueron adquiriendo las mujeres en el transcurso del tiempo. “Los derechos de las mujeres, la revolución de las mujeres, nos amplía a los hombres, porque por ejemplo podemos mostrar nuestros sentimientos”.
Por otro lado, respecto a su trabajo diario, destacó que el humor gráfico ejercita la sutileza. “En el dibujo sos más ambiguo, sutil. A mí me gusta jugar con esos terrenos ambiguos donde los terminan de completar los lectores. También me gusta cuando me meto en las historias y me dibujo como autor, eso se llama Meta humor”.
Diario de un hijo
Tute es hijo del reconocido dibujante Caloi. Hacia el final de su presentación, se refirió al libro “Diario de un hijo”, una obra que realizó en homenaje a su padre.
“‘Diario de un hijo’ surgió como una necesidad, un deseo, donde aparecen Quino, Fontanarrosa, y terminó siendo un homenaje, pero terminó siendo como un final de duelo. El proceso fue con servilletas en un bar, comencé bocetando en miles de servilletas y cuando pude las agarré y terminé el libro. En él pude testimoniar la relación fascinante con mi padre, y fue el mejor testimonio, sobre todo para mis hijas”
“Con mi viejo estamos en la misma vereda porque vemos el mundo de igual manera a pesar de que lo expresamos de manera distinta”, cerró.