Este día reviste gran importancia en las conmemoraciones de la fe cristiana, no tanto por las celebraciones y rituales, sino por su significado histórico, estrechamente ligado al Triduo Pascual que abarca desde el Jueves Santo hasta el Sábado Santo. Es una jornada de profunda reflexión para los seguidores de la fe cristiana.
En cuanto a su origen y significado, el Martes Santo se remonta al momento en que Jesús llegó a Jerusalén, enfrentándose a los líderes religiosos de su época. Inicialmente, tuvo disputas con los sacerdotes y ancianos que cuestionaban su autoridad para enseñar y realizar milagros.
Posteriormente, tuvo un encuentro con los fariseos, quienes le preguntaron acerca del tributo. Jesús respondió sabiamente con la famosa frase "Dad al César lo que es del César; y a Dios lo que es de Dios", mientras mostraba una moneda. Esta interacción refleja la sabiduría y el ingenio de Jesús para transmitir enseñanzas profundas.
En el Evangelio de San Juan, Jesús revela a sus discípulos quién lo negará y quién lo traicionará durante la Semana Santa. Ante la solicitud de sus discípulos de identificar al traidor, Jesús entrega a Judas un trozo de pan untado, indicándole que haga lo que debe hacer sin demora.
Este acto simbólico representa el cumplimiento de un destino anunciado y marca uno de los momentos más dramáticos en el camino hacia la crucifixión y posterior resurrección de Jesús. Además, refleja la serena aceptación por parte de Jesús de su destino divino.