En Argentina, el acto de inscribir a un recién nacido en el Registro Civil es un requisito legal e ineludible, según lo establecido por la ley 17.671 sancionada en 1968. Este organismo estatal tiene la responsabilidad de documentar los datos esenciales de los ciudadanos desde su nacimiento.
Cuando alguien nace un 29 de febrero, la legislación argentina dicta que debe ser registrado con esa fecha de nacimiento en su partida de nacimiento y en el Documento Nacional de Identidad (DNI). En la práctica, aquellos nacidos en años bisiestos suelen celebrar sus cumpleaños en fechas más cercanas, como el 28 de febrero o el 1 de marzo, la elección es libre, sin tener injerencia para la ley.
La razón detrás de los años bisiestos se encuentra en la implementación del calendario gregoriano en la mayoría del mundo desde 1582. Este sistema, establecido por el Papa Gregorio XIII, busca alinear las fechas astronómicas con las cronológicas, asegurando la fijeza de eventos como los solsticios y equinoccios. Aunque el cálculo del calendario gregoriano establece que la Tierra orbita alrededor del Sol en 365 días, la realidad es que este cálculo no es exacto.
Para corregir este desfase, se introdujeron los años bisiestos aproximadamente cada cuatro años. No obstante, existe una excepción a esta regla: los años divisibles por 100. Solo aquellos que también son divisibles por 400 añaden un día extra, evitando así el desplazamiento del calendario en relación con las estaciones. De esta manera, aunque el año 2096 será bisiesto, el 2100 no lo será, demostrando la precisión necesaria en este complejo sistema de medición del tiempo.