El año bisiesto, este peculiar ajuste en el calendario tiene raíces históricas y científicas, siendo una solución ingeniosa para mantener la sincronía entre nuestras mediciones del tiempo y el año solar.
La adopción generalizada del calendario gregoriano en el siglo XVI introdujo la noción de año bisiesto. Según sus reglas, un año es designado como bisiesto cada cuatro años. Sin embargo, existen condiciones específicas que deben cumplirse: si un año es divisible por 4, se considera bisiesto. No obstante, hay una excepción: si el año es divisible por 100, no será bisiesto, a menos que también sea divisible por 400.
La razón detrás de este ajuste radica en la duración precisa de un año solar, que promedia 365 días, 5 horas, 46 minutos y 56 segundos. Aunque parezca una diferencia mínima, sin el año bisiesto, se acumularía un desajuste significativo con el tiempo. Por ejemplo, después de 100 años, el calendario se adelantaría aproximadamente 24 días con respecto a las estaciones.
La inclusión del día extra, el 29 de febrero, cada cuatro años, compensa esta acumulación y garantiza que festividades y estaciones sigan su curso predecible en relación con los eventos astronómicos.
La regla del año bisiesto tiene sus excepciones para lograr mayor precisión. Aunque generalmente se agrega un día cada cuatro años, los años centenarios deben cumplir una regla adicional: ser divisibles entre 400. Es por ello que el año 2000 fue bisiesto, mientras que el año 1900 no lo fue, a pesar de ser divisible por 4.
El origen de este ajuste se remonta a la Antigua Roma, donde Julio César, junto al astrónomo Sosígenes, buscó una alternativa al calendario romano para reflejar con precisión la rotación de la Tierra. Así nació el calendario juliano, que posteriormente fue mejorado por el papa Gregorio XIII en 1582, dando lugar al calendario gregoriano que utilizamos hoy.
La elección del 29 de febrero como día adicional se deriva de la expresión latina "ante diem bis sextum Kalendas Martias" (sexto día antes de las calendas de marzo), resumido como "bis sextus", que significa bisiesto en español.