El asma es la enfermedad respiratoria no transmisible más frecuente. En Argentina afecta a casi uno de cada 10 habitantes y desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) estiman que un tercio no tiene su cuadro adecuadamente controlado, porque sufre síntomas o experimenta crisis (exacerbaciones).
Esta patología se puede controlar con medicación y evitar los desencadenantes del asma también puede contribuir a reducir sus síntomas y su gravedad. Por todo esto, desde 1998, el Día Mundial del Asma se celebra en todo el mundo el primer martes de mayo, con el objetivo de concientizar sobre la enfermedad que este año pone el foco en la importancia de "cerrar brechas en la atención".
"Aunque el asma no se puede curar, es posible controlarlo para reducir y prevenir los ataques", destacan desde la Iniciativa Global para el Asma (GINA). Desde la entidad impulsan la implementación de recomendaciones basadas en evidencia científica, algo que actualmente representa "un desafío en todo el mundo", según plantean.
Gracias a múltiples estudios científicos, actualmente se sabe que además de la predisposición genética, muchos factores en el entorno cotidiano del paciente y, sobre todo, en la infancia generan una mayor propensión y contribuyen a la falta de control.
Especialmente en los primeros tres años de vida, la exposición hogareña a alérgenos, humos (de cigarrillo y/o de leña), la contaminación ambiental y las infecciones virales pueden colaborar en el posterior desarrollo de asma. Muchos de ellos son evitables y, en general, afectan en mayor medida a poblaciones con bajos recursos socioeconómicos. Además, muchos jóvenes que tuvieron asma a edades tempranas pueden llegar a la edad adulta con disminución de su capacidad respiratoria, aun sin notarlo.
"Esa inflamación es variable y está relacionada con la exposición de la persona que vive con asma a distintos determinantes que le pueden generar una exacerbación o ataque e incluyen desde ácaros, humos, biomasa, pólenes. Eso puede generar una reacción exagerada, lo que se expresa en una exacerbación", explica Sergio Zunino, médico de la Sección Neumonología del Hospital Italiano.
En 2022 la Iniciativa Global para el Asma (GINA), propone “achicar la brecha en asma”, es decir alcanzar la igualdad y equidad en los siguientes aspectos:
- Proporcionar acceso al diagnóstico y tratamiento a los diferentes grupos socioeconómicos, étnicos y etarios, tanto en países desarrollados o aquellos con diversas carencias.
- Promover la interacción entre todos los niveles de atención de la salud (primario, secundario y terciario)
- Proveer material educativo e informativo a pacientes con asma para que los mismos se conviertan en decisores en su tratamiento. Combatir la creencia de que el asma solo se puede controlar con dosis altas de corticoides, ya en realidad hoy existen alternativas terapéuticas que permiten disminuir el uso de corticoides manteniendo el control del asma.
- Educación del personal de salud para darle importancia a la patología, como a otras, sobre todo en lo referente a adherencia, uso de inhaladores, detección de exacerbaciones. Este último punto es importante porque existe, en la población general y también en algunos trabajadores de la salud el concepto de que el asma es una enfermedad crónica únicamente.