Durante la noche del martes 3 de diciembre, día en que la Iglesia celebra a san Francisco Javier, patrono de las misiones, y quinto de la Novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindieron su homenaje los miembros de la Pastoral Misionera, quienes participaron en los distintos momentos de la ceremonia litúrgica.
En el comienzo de su homilía, Mons. Urbanč dijo que la misión es “característica fundacional de la Iglesia, puesto que Ella existe para evangelizar, para anunciar a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida de toda la humanidad”, y les dio la bienvenida a los alumbrantes, “ustedes, que se han puesto al hombro la tarea misionera de la Iglesia. Que nuestra Morena Misionera los siga sosteniendo, entusiasmando y ayudando a superar los desánimos que no pocas veces sobrevienen”, expresó.
Seguidamente, hizo referencia a la temática propuesta para esta jornada que enfatiza que los cristianos debemos ser signos tangibles de esperanza, “en consonancia con los preparativos del 2025 Jubileo del Nacimiento de Jesucristo. Esto está estrechamente vinculado al quehacer misionero, ya que quien se pone en camino de misión, debe ser, ante todo, testigo de una experiencia con Cristo que le transformó la vida y lo lleva a compartir esta buena noticia con los demás”, indicó.
Con relación a la Palabra de Dios proclamada, manifestó: "En el inicio del Adviento, las lecturas de Isaías y de Lucas nos invitan a contemplar con asombro y esperanza la obra de Dios que se despliega en la historia, preparando nuestros corazones para recibir a Cristo como el retoño que transforma la humanidad y la creación”.
Tras profundizar en los textos bíblicos, afirmó que “desde la clave del Adviento y del Año Jubilar, estas lecturas nos invitan a hacernos estas preguntas: ¿estamos permitiendo al Espíritu Santo que transforme nuestra vida? ¿Reconocemos a Cristo como el retoño que da esperanza en medio de nuestras realidades más áridas y estériles? ¿Nos acercamos al Misterio de Dios con la humildad de los pequeños, agradeciendo su obra en nosotros?”.
Finalmente, rogó: “Querida Madre del Valle, haz que descubramos mejor la veta misionera de toda vida cristiana. Que cada peregrino que viene a tu encuentro se vuelva un entusiasta testigo del Evangelio de Jesucristo. Que el ardor misionero sea una característica de todos tus hijos e hijas. Que surjan muchas y santas vocaciones misioneras entre nuestros niños y jóvenes. Y que cada bautizado se comprometa con mayor coherencia a vivir y a difundir los valores del Evangelio”.
Antes de la bendición final, se realizó la Consagración a la Virgen del Valle, a quien luego alabaron con el canto y saludaron con vivas y aplausos.