San Jose Maria Rubio y Peralta es recordado hoy, 4 de mayo, en conmemoración de su canonización en el año 2003 por el Papa Juan Pablo II. Nació el 22 de julio de 1864 en Dalías, Almería, en una familia muy grande. Después de cursar estudios eclesiásticos en el Seminario de Granada y en Madrid, fue ordenado como presbítero en 1887.
A lo largo de su ministerio, ejerció como sacerdote en varias parroquias, como Chinchón y Estremera. También desempeñó varios cargos en el Seminario, como profesor y notario de la Curia, y fue Capellán de las Monjas Bernardas.
En 1906, decidió ingresar en la Compañía de Jesús y continuó su ministerio pastoral en Madrid hasta su fallecimiento en Aranjuez el 2 de mayo de 1929. Su formación en la escuela de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola le llevó a tener una profunda vida espiritual, especialmente dedicada al amor a la Eucaristía y la devoción al Corazón de Jesús.
San Jose Maria Rubio y Peralta se dedicó a la reconciliación de penitentes en el confesionario, la predicación del evangelio de forma sencilla, la atención pastoral y social en los barrios más pobres de Madrid y la formación de seglares para actuar como cristianos en la familia, la profesión y la sociedad. Fue el promotor de la obra de las "Marías de los Sagrarios", y se le conoció como "el apóstol de Madrid" en su tiempo.
San Jose Maria Rubio y Peralta fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985. Su canonización en el 2003 fue un momento especial para la comunidad católica, ya que se reconoció su dedicación a la vida espiritual y su labor en el ministerio pastoral en Madrid. Sus enseñanzas y ejemplo continúan siendo una inspiración para muchos hoy en día.