Hoy, el Martirologio Romano recuerda a San Félix Diácono, quien se dice que sufrió el martirio en la ciudad de Sevilla y cuya festividad se celebra en su diócesis. Sin embargo, no se sabe mucho sobre su lugar de origen, sus padres o sus hazañas, ya que la furia del tiempo arrasó con los registros de su vida y los de muchos otros héroes que vivieron en la nación durante aquellas tristes épocas en que la violencia de los bárbaros destruyó los valiosos escritos de la venerable antigüedad.
Según el Breviario Mozárabe, siguiendo el orden del Padre San Isidoro, el ilustre diácono Félix enfrentó con una fortaleza indescriptible los más feroces combates contra los enemigos de nuestra sagrada fe, quienes trataron de obligarlo con tormentos exquisitos a sacrificar a los ídolos. Pero él, resistiendo a esa blasfemia con el coraje propio de los héroes cristianos, ganó la corona del martirio el 2 de mayo, al principio del siglo IV, cuando los emperadores Diocleciano y Maximiano iniciaron su cruel persecución contra la Iglesia.
Aunque no se conoce mucho acerca de San Félix, su valentía y fidelidad a su fe cristiana lo convirtieron en un ejemplo para los creyentes de todo el mundo. En tiempos de prueba y adversidad, la vida de San Félix nos recuerda que la fe en Cristo puede superar cualquier obstáculo y que la fuerza y la perseverancia son recompensadas con la corona del martirio.