Santa SofÃa, una figura misteriosa y poco conocida, es recordada por la Iglesia el 30 de abril. El término "Sophia" en griego significa sabidurÃa, lo cual es apropiado ya que Santa SofÃa es una de las mártires más sabias y devotas de la historia.
El Menologio de la liturgia griega, que recopila himnos y oraciones para cada dÃa del año en honor a cada santo, conmemora a Santa SofÃa junto a Santa Irene, quienes se convirtieron en mártires en Chipre y se cree que fueron decapitadas. Aunque existen varias tradiciones sobre la época en que vivió SofÃa, algunos la consideran entre los primeros cristianos, mientras que otros sugieren que vivió durante la época bizantina.
Confusión
Fue el Cardenal Cesare Baronio, en el siglo XVI, quien incluyó a SofÃa e Irene en su obra Martyrologium romanum y estableció su memoria litúrgica el 18 de septiembre. Sin embargo, a menudo se confunde la historia de SofÃa, mártir en Chipre, con la leyenda de SofÃa, mártir en Roma durante el imperio de Trajano. Esta última figura se conmemora el 30 de septiembre y es venerada tanto en Occidente como en Oriente debido a sus orÃgenes griegos.
Martirio y muerte
Se cree que SofÃa, esposa de Filandro, tuvo tres hijas llamadas Vera, Nadezda y Liubov, quienes, curiosamente, han sido asociadas a las tres virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. Después de quedarse viuda, SofÃa se dedicó a ayudar y asistir a los prisioneros cristianos. Sin embargo, se cree que esta actividad caritativa provocó la ira del emperador Trajano, quien la convocó y le pidió que renunciara a su fe cristiana.
SofÃa se negó y, como castigo, fue sometida al suplicio del flagelo. Pero aún peor, se dice que tuvo que presenciar las torturas a las que sometieron a sus tres hijas, quienes sufrieron el látigo, la espada y el fuego. A pesar de sus sufrimientos, las jóvenes no abjuraron y fueron decapitadas. SofÃa recogió sus cuerpos y les dio una digna sepultura en una colina fuera de la ciudad. Tres dÃas después, agotada por el dolor, murió sobre la tumba de sus hijas.
La veneración de las cuatro mujeres aumentó con los años, y en el siglo VIII el Papa Pablo I ordenó la traslación de los despojos de las mártires desde VÃa Aurelia a la Iglesia de San Silvestre en Campo Marcio. A pesar de que se sabe poco sobre Santa SofÃa, su legado como mártir y su devoción a su fe cristiana la convierten en una figura inspiradora y venerable para aquellos que buscan sabidurÃa y coraje.