El legado de San Luis Matía Grignion de Montfort perdura hasta nuestros días, en especial el 28 de abril, fecha en que se conmemora su vida y obra. Este santo logró superar grandes adversidades para estudiar en el prestigioso seminario de San Suplicio en París, y destacó por su devoción a la Virgen María.
Una vez ordenado sacerdote, San Luis celebró su primera Misa en un altar dedicado a la Madre de Dios, y durante muchos años la Catedral de Nuestra Señora de París se convirtió en su templo preferido y refugio espiritual.
Este predicador y compositor viajó incansablemente por Francia, predicando misiones para la conversión de pecadores y permitiendo que el amor de Dios llegara al corazón de las personas. Con gran humildad, se trasladó a Roma a pie y de limosna para pedir a Dios la eficacia de la palabra, y su capacidad para conmover a los más duros corazones hizo que el Papa Clemente XI le otorgara el título de "Misionero Apostólico", con permiso de predicar en todas partes.
Legado y muerte
Uno de los mayores legados de San Luis fue la fundación de los Padres Monfortianos y las Hermanas de la Sabiduría, comunidades religiosas que han trabajado incansablemente por la conversión de almas. Además, su obra "Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María" se ha convertido en un clásico de la literatura mariana, al igual que "Las Glorias de María" de San Alfonso.
A pesar de haber fallecido a los 43 años de edad, San Luis Matía Grignion de Montfort dejó un legado inolvidable y su devoción a la Virgen María sigue inspirando a millones de personas en todo el mundo. Su lema "Soy todo tuyo oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es" ha sido adoptado por muchos fieles, incluyendo al Papa Juan Pablo II. En este día en que se conmemora su vida y obra, recordamos su humildad, su entrega y su amor a la Madre de Dios.