San Anastasio I, Papa que gobernó la Iglesia Católica desde el 398 hasta su fallecimiento en el 401, es recordado en la fecha del 27 de abril. De origen romano y con su padre llamado Máximo, fue elegido como Sumo Pontífice durante el reinado de Graciano, tras la muerte de San Siricio.
Durante su papado de tres años, diez meses y veinticinco días, San Anastasio I estableció varias normas importantes para la Iglesia. Entre ellas, dispuso que los sacerdotes debían estar de pie e inclinados al leer o cantar el Evangelio en la Iglesia. Además, no permitió que los peregrinos fueran admitidos en la clerecía sin una fe firmada y sellada por cinco obispos, debido a la influencia de los Maniqueos en África.
Controversia
San Anastasio I decretó que aquellos que fueran débiles, mancos o faltos de algún miembro no podrían ser clérigos. También consagró la Iglesia Crescentina en la región segunda de la via Mamertina y celebró dos veces órdenes en el mes de diciembre, ordenando a varios presbíteros, diáconos y obispos.
San Anastasio I combatió la herejía donatista en el norte de África y condenó los errores de Orígenes. Fue un defensor de la fe católica y de su pureza.
Muerte y legado
El Papa San Anastasio I falleció a los 70 años y más de edad, y según San Jerónimo, su contemporáneo, su elección como Pontífice se debió a su gran santidad y pobreza apostólica. Pasó a la eternidad el 27 de abril del año 401, durante el reinado de Graciano, aunque algunos historiadores señalan que fue durante el gobierno de Arcadio y Honorio.
Su santo cuerpo fue sepultado en el Cementerio de San Pedro junto al Oso Pleato, y tras su muerte, la silla apostólica estuvo vacante por 21 días. La vida y obra de San Anastasio I dejaron un legado duradero en la Iglesia Católica y su ejemplo sigue siendo recordado y venerado por los fieles hasta el día de hoy.