San Telmo, un religioso español del siglo XIII, nació alrededor del año 1175 en Frómista, una localidad histórica de Palencia. Aunque su nombre real era Pedro González, se le conoce popularmente como San Telmo. Era sobrino del obispo de Palencia y estudió en la recién fundada Universidad de Palencia, donde destacó por su agudeza intelectual.
A una edad temprana, se convirtió en canónigo de la Catedral de Palencia y, poco después, gracias a la designación de Roma, fue nombrado Decano, la primera dignidad después del obispo. Sin embargo, un evento insignificante cambió el curso de su vida: durante su primer paseo como Decano, se cayó del caballo en el barro de una de las plazas de la ciudad y se sintió humillado ante sus vecinos.
Este incidente lo llevó a ingresar en la recién fundada Orden de los Dominicos. Estudió teología y se convirtió en un predicador incansable. En su vida religiosa, se caracterizó por tener una gran fe, dedicación a la oración y celo apostólico. Fue consejero del rey Fernando III el Santo y dedicó su misión apostólica a ayudar a los necesitados, especialmente a los marineros en Galicia y Portugal.
Este santo se hizo famoso por su devoción hacia él por parte de los marineros, quienes lo llamaban San Telmo, ya que una tormenta se calmó después de que invocaron su nombre. Murió en Tuy en el año 1246 y su culto como protector de aquellos que se encuentran en peligro en el mar ha sido confirmado por Benedicto XIV en 1741.