Un informe que confirma el deterioro del empleo
El reciente informe sobre el empleo asalariado formal y las remuneraciones en Argentina, publicado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), arroja cifras preocupantes. En el último año, el empleo asalariado formal en nuestro país cayó en 186.000 puestos de trabajo, con un impacto particularmente fuerte en el sector público y la construcción. Catamarca no es la excepción: la provincia registró una reducción del 0,6% en el empleo formal privado solo en noviembre, confirmando una tendencia alarmante.
Un ajuste que golpea sin alternativas
Las políticas de ajuste aplicadas desde el Gobierno Nacional, y replicadas en distintas provincias, tienen consecuencias directas en la vida de miles de trabajadores y trabajadoras. En el sector público, el recorte de 51.000 empleos en un año marca el inicio de una etapa aún más crítica, con despidos masivos, precarización y el desmantelamiento de áreas fundamentales del Estado.
Desde mi experiencia en la Agencia Territorial de Catamarca, he trabajado de cerca con trabajadores, sectores productivos y gremios en la construcción de políticas de empleo y formación. Por eso, veo con enorme preocupación la ausencia de un plan real que proteja el trabajo y promueva una transformación del Estado que garantice mejores servicios a la ciudadanía sin reducir derechos.
Del retiro voluntario a la eliminación de áreas: el riesgo de un Estado desmantelado
El fallido plan de retiro voluntario lanzado el año pasado es un ejemplo claro de esta política errática: de los miles de trabajadores públicos, solo 45 adhirieron a la propuesta. Pero lejos de asumir este fracaso como un llamado de atención, se insiste en la reducción de personal sin ningún plan de reconversión laboral ni modernización real del empleo público.
A esto se suma un nuevo factor que preocupa: la baja en la natalidad en la provincia. No sería sorprendente que este dato sea utilizado como argumento para justificar recortes en educación, salud y otras áreas esenciales. “Sobran docentes”, “sobran agentes de salud”, “sobran empleados públicos” será el discurso de quienes, en lugar de pensar en un Estado moderno y eficiente, buscan reducirlo a su mínima expresión sin una propuesta de reconversión o profesionalización de los trabajadores.
Transformar el Estado no es despedir trabajadores
El problema no es el empleo público. El problema es la falta de un plan de transformación del Estado que responda a las nuevas demandas de la ciudadanía. Un Estado más eficiente no se logra reduciendo personal, sino formando y capacitando a sus trabajadores para brindar mejores servicios. Salud, educación, seguridad y gestión pública de calidad no dependen de cuántos empleados haya en el Estado, sino de las políticas que se implementan.
Desde hace años escuchamos hablar de modernización, innovación y digitalización del Estado. Se crearon ministerios con estos nombres, pero lo único que parece planificarse es la eliminación de trabajadores. La derecha en todo el mundo plantea que el problema es el Estado, pero la realidad es que los países desarrollados que tanto admiramos lo ponen en el centro de su modelo de crecimiento.
Francia, Alemania y los países nórdicos han fortalecido su administración pública con programas de profesionalización y formación continua. En Canadá y Australia, la digitalización del Estado ha sido acompañada por procesos de capacitación para garantizar que la tecnología no signifique precarización ni deshumanización, sino un servicio más eficiente y cercano. En América Latina, Uruguay es un ejemplo de cómo un Estado bien gestionado puede ser moderno sin sacrificar derechos ni empleo.
Marzo y las mujeres trabajadoras: más ajuste, más desigualdad
Además, en el marco del Mes de las Mujeres Trabajadoras, es imposible ignorar el impacto diferencial que estas políticas de ajuste tienen sobre las mujeres. La eliminación de la moratoria previsional es una de las decisiones más regresivas de este gobierno, ya que deja a cientos de miles de mujeres sin la posibilidad de acceder a una jubilación después de toda una vida de trabajo, muchas veces en condiciones de informalidad y precarización. Son las mujeres quienes históricamente han sostenido el empleo en el sector público en áreas fundamentales como salud y educación, y hoy son las más afectadas por el recorte de estos servicios.
El desafío de pensar un futuro con Estado
Los argentinos y argentinas no eligieron este rumbo de ajuste sin planificación. No se puede confundir eficiencia con desmantelamiento ni modernización con precarización. La verdadera transformación del Estado implica fortalecerlo, capacitándolo y adaptándolo a las necesidades de una sociedad que requiere mejores servicios, no menos presencia estatal.
Es momento de abrir el debate sobre qué modelo de Estado queremos, sin discursos simplistas ni medidas que solo generan más incertidumbre. Porque detrás de cada número de este informe hay personas, familias y un país que merece respuestas y no más retrocesos.
*Por Elizabeth Fontao