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La decepción textil en Catamarca: empresarios chantas y gobierno débil

Gabriel Corigliano, el dueño de MOM Sports, se está convirtiendo en el nuevo Carlos Vilariño, el inefable propietario de la exTextilcom: incumplió el acuerdo firmado con el Gobierno provincial de mantener los puestos de trabajo y al cuarto mes de operación echó de la peor manera a una veintena de trabajadores. Al igual que su antecesor, había alardeado con que iba a crear una cantidad enorme de empleos. Por lo visto, las autoridades provinciales aún no aprendieron a desconfiar de los empresarios que prometen mucho y cumplen poco y nada.

El primer gran fiasco fue Textilcom, que desembarcó de la mano de Vilariño en agosto de 2022. “En total vamos a incorporar unos 700 empleados”, anunciaba Vilariño ante las cámaras de la TV pública nacional en alusión a la apertura casi simultánea de tres fábricas en Lanús, La Rioja y Catamarca. Se jactaba de ser dueño de una “firma líder” en el mercado de confección de indumentaria.

Y en verdad no le faltaban buenos clientes. Textilcom producía ropa para Cheeky, Mimo & Co, Grisino, Cristóbal Colón y Topper. A la planta catamarqueña habían llegado felicitaciones de los comerciantes por la calidad del trabajo. Vilariño incluso se atrevió a entusiasmar al Gobierno catamarqueño con la promesa de que necesitaría más personal porque iba a venderle indumentaria a la mayor petrolera del país.

Pero los cantos de sirena se desvanecieron de la noche a la mañana. El lunes 20 de mayo de 2024, la gerencia de Textilcom hizo firmar a los empleados un acuerdo para que no vayan a trabajar al día siguiente por falta de insumos y que retomen el miércoles 22. La gente aceptó confiada.

Carlos Vilariño, CEO de la fallida Textilcom. Sin aviso, cerró la fábrica y dejó 132 trabajadores en la calle.

Sin embargo, el martes 21 se enteraron del cierre de la fábrica en La Rioja, que contaba con 143 empleados. Entonces se autoconvocaron para ir a la planta local, ubicada en Echeverría al 500, y la encontraron con las puertas cerradas. Adentro había gente enviada por la patronal para embalar las máquinas.

De nada sirvieron las gestiones del Gobierno para revertir la caída. Vilariño puso fin a su incursión en Catamarca y dejó a 132 familias en la calle. Ni siquiera pagó los sueldos adeudados.

El sucesor

Corigliano fue el “salvador” que encontró el Gobierno para la desgracia de la planta textil. Entre sus antecedentes figuraba la reapertura en 2021 de la fábrica Fibra Centro, en Justo Daract, San Luis, la cual había quebrado tres años antes y más de 100 trabajadores quedaron desocupados.

Además, Corigliano había logrado alguna popularidad por ser el creador de MOM Sports, una firma argentina pero con proyección internacional, ya que cuenta con locales en shoppings de Miami, USA, Colombia y Paraguay, donde vende ropa deportiva a precios competitivos.

Gabriel Corigliano, el día de la reapertura de Fibra Centro, en San Luis.

Textil Corigliano”, tal su nombre corporativo, tiene plantas en San Martín, Vicente López y Chascomús, provincia de Buenos Aires, además de San Luis y ahora en Catamarca. Suma más de 1.000 empleados entre todas.

MOM Sports, por otra parte, es sponsor oficial de los clubes Chacarita y All Boys. Y si bien Corigliano participó activamente en la campaña electoral de Sergio Massa en 2023, supo acomodarse a los tiempos que corren: conocedor de que Javier Milei fue arquero en las Inferiores de Chacarita, el empresario le mandó al programa de Yuyito González, pareja actual del Presidente, una camiseta del club con la imagen estampada del león. Un poco de cintura suele ser conveniente.

Corigliano se hizo cargo de la exTextilcom a principios de agosto pasado, es decir, apenas un mes y medio después de la salida de Vilariño. Y su presentación en sociedad no pudo más farolera: en diálogo con Radio INFORAMA, dijo que si bien el local que “nos cedió el Gobernador da para 300 a 400 personas”, el plan es tener más o menos 5.000 puestos de trabajo. O sea, una escala productiva más a tono con la industria brasilera que con la argentina, y menos aún con la catamarqueña.

Dijo además haberse emocionado al ver un video de cuando llegó el primer camión de MOM Sports a la planta local. “Ahí te das cuenta de que la gente no quiere que le regalen nada, quiere trabajar y más en el interior; la gente es muy agradecida, siente el lugar como propio", expresó.

Pero el tiempo puso al descubierto la realidad.

La primera mala

El lunes pasado, 23 trabajadores catamarqueños fueron despedidos de MOM. Se habían presentado a cumplir sus tareas, luego de la quincena en que la planta estuvo cerrada por vacaciones, pero no los dejaron ingresar. El encargado les informó que fueron dados de baja porque había concluido el periodo de prueba y la patronal no estaba conforme con su desempeño.

¿Por qué estaban “a prueba” si ya habían trabajado tres años en Textilcom? Porque cuando Corigliano se hizo cargo de la textil recontrató a todos desde cero. Sin embargo, se trató de un liso y llano incumplimiento del acuerdo que firmó el “Grupo Shanghai SA” -razón social de MOM Sports- con el Gobierno de Catamarca.

Los trabajadores despedidos de MOM Sports. No les permitieron ingresar a la planta.

En efecto, la cláusula 3° del acuerdo establece que la firma se compromete a “mantener los puestos de trabajo subsidiados” por un plazo de 20 meses, que es la duración del aporte económico que le otorga la Provincia en el marco del Programa de Fortalecimiento y Apoyo Productivo. El compromiso se extiende incluso hasta 6 meses posteriores a la finalización del subsidio. Aparte, la empresa está obligada a no efectuar despidos sin causa y pagar los salarios en los “plazos de ley”.

¿Cuál fue el artilugio legal de la empresa para despedir “con causa”? Que había concluido el periodo de prueba, y que la ley le permite discontinuar el vínculo con el trabajador si evalúa que en ese plazo no cumplió las expectativas de la patronal.

No obstante, el motivo verdadero parece ser otro. Esos 23 trabajadores y otros tantos más venían reclamando desde hace unos meses por los atrasos en el pago de salarios, e incluso hicieron un paro de actividades. Antes de Navidad, la patronal dio a licencia a todos y no pagó aguinaldo ni vacaciones.

“Vimos que el Gobierno le está dando un subsidio para comprar máquinas y cada vez queda menos mano de obra, porque están trayendo gente de afuera para trabajar. Antes de las fiestas hicimos un paro y el dueño de la fábrica salió a desmentirnos”, relató una de las mujeres despedidas.

De hecho, en esas horas de paro, Corigliano habló con la prensa local y aseguró, muy suelto de cuerpo, que la situación interna en la fábrica estaba “súper”. “Está todo normal, la gente está cobrando, trabajando, no hay paro, nada”. Y al final le reclamó a los medios que “transmitan buena onda”. Algo imposible de hacer respecto a su caso.

Los despidos tienen un tufillo inconfundible a temeraria advertencia para quienes fueron “confirmados” en el puesto. Una señal clara para que agachen la cabeza y trabajen sin protestar. El “empleo de calidad” que pretende el Gobierno local aún está lejos, al menos en el sector textil.

Subsidios millonarios

A diferencia de Vilariño, que se negó a recibir ayuda económica de la Provincia -aunque sí tomó préstamos blandos del Banco Nación y de la Caja de Prestaciones para comprar máquinas- y solo aceptó el local, Corigliano recibió todo lo que le ofrecieron.

Aparte del local, que es propiedad del Estado provincial, el Grupo Shangai SA obtuvo una importante ayuda económica:

Extracto de la resolución ministerial que autoriza el aporte al Grupo Shangai, dueño de MOM Sports.

El último subsidio equivale a $450.000 por cada trabajador. Según había señalado Corigliano a la prensa, el salario promedio de los textiles de MOM es de “700.000 pesos”. O sea que el Estado provincial le cubre el 65% de los sueldos y aún así echa gente que le pide el pago en término.

De acuerdo con testimonios de los trabajadores, desde que MOM se instaló en la provincia les pagan en negro y nunca los bancarizaron, sino que les transfieren a través de billeteras virtuales y en fechas sin determinar. Tampoco se respetan las categorías de convenio.

Hoy no quedan más de 80 trabajadores en la planta. Y encima los subsidios que la Provincia le da a la empresa van a parar, en buena parte, al bolsillo de la gente que trajeron de Buenos Aires”, contó resignada otra de las mujeres tachadas de la nómina de MOM. ¿El gobierno de Raúl Jalil está subsidiando empleo al del bonaerense Axel Kicillof?

Extracto de la resolución publicada en el Boletín Oficial por el subsidio para sueldos.

Lo que está claro es que MOM hizo caso omiso al compromiso formal que firmó con el Gobierno de Catamarca, porque la razón del acuerdo es preservar los puestos de trabajo en un sentido amplio. Pero Corigliano respondió con una chicana legal.

Otra vez, como sucedió con Textilcom, el Gobierno queda desguarnecido, sin herramientas formales concretas, frente a las audaces incursiones de empresarios que aprovechan su condición de redentores del empleo privado en Catamarca y solo se preocupan por hacer su juego.

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