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La puesta en escena de la unidad peronista

La celebración del Día de la Lealtad en el Partido Justicialista fue, una vez más, un auténtico simulacro de convivencia. Por un lado, el kirchnerismo puro con ansias de retorno; por el otro, el “peronismo” flexible y negociador, con escaso apego al dogma y conducta zigzagueante. La consigna fue esconder las diferencias bajo la alfombra y mostrar que, más allá del abismo que los separa, hay un capital común para cuidar: el poder provincial. La coherencia política puede esperar.

El episodio que marcó el último quiebre fue la sesión en la Cámara de Diputados de la Nación del pasado 9 de octubre, en la que la oposición no logró revertir el veto del presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario. Las bancadas peronistas, radicales más otras sumaron 160 votos en favor de la ley, mientras que el oficialismo con la ayuda del PRO y aliados provinciales consiguieron 84 votos. Además hubo 5 abstenciones.

Así terminó la votación en la Cámara de Diputados en la que quedó firme el veto de Milei.

Para voltear el veto presidencial la oposición necesitaba los dos tercios de los presentes, es decir, 166 votos. Entre esos 6 que le faltaron estaba el de la diputada catamarqueña Fernanda Ávila, quien según los medios nacionales se encontraba esa mañana en su despacho pero no bajó al recinto de sesiones. La lectura inmediata fue que el gobernador Raúl Jalil le había pedido su ausencia en señal de respaldo a Milei. Una suerte de sacrificio político por favores futuros.

La reacción del PJ de Catamarca fue severa. “La ausencia de una diputada de nuestro espacio, sin ninguna razón que lo justifique, nos obliga a repudiar su comportamiento. Nos votaron precisamente para defender los valores que este gobierno destruye”. La máxima autoridad del partido es la senadora nacional Lucía Corpacci. Pero Jalil es el vicepresidente primero y, por lo visto, no fue consultado al respecto.

El pronunciamiento del PJ local por la ausencia de la diputada Fernanda Ávila.

La expresidenta de la Nación y candidata a conducir el PJ nacional, Cristina Kirchner, fustigó duramente la conducta de los gobernadores que influyeron sobre los legisladores peronistas. Habló de un “verdadero transfuguismo político” para apoyar el veto de Milei al presupuesto de las universidades y valoró especialmente “el pronunciamiento del Partido Justicialista de Catamarca condenando la conducta de la diputada por esa provincia”.

Al día siguiente de la controvertida sesión, se conoció la noticia de que el padre de la diputada Ávila y del ministro de Gobierno de Catamarca, Fernando “Fano” Ávila, había fallecido tras varios días de internación en un sanatorio. Precisamente el día de la sesión, desde el Gobierno provincial hicieron trascender, extraoficialmente, la situación que estaban atravesando los hermanos Ávila. No se entiende por qué no lo advirtieron antes al PJ provincial.

De hecho, el partido no se retractó de su publicación ni tampoco le acercó un pésame a la legisladora que había repudiado horas antes. Por supuesto, menos se podría esperar un gesto en tal sentido de parte de Cristina Kirchner. Más aún, Corpacci avaló al día siguiente el posteo de su jefa política en “X”.

La exgobernadora reposteó en su cuenta el comentario de Cristina Kirchner.

Ahora bien, si en verdad Ávila estuvo aquella mañana en el Congreso y no bajó al recinto por el estado de su padre, ¿por qué no lo comunicó al bloque y sobre todo a sus pares catamarqueños, Silvana Ginocchio, Dante López Rodríguez y Sebastián Nóblega? ¿Por qué no pidió licencia por razones personales? Lo cierto es que nadie en la sesión la disculpó. Por el contrario, su faltazo quedó como una ofrenda de Jalil a la Casa Rosada.

La interna partidaria

El 4 de octubre, el PJ Catamarca presentó sus avales en apoyo a la candidatura de CFK a la presidencia del PJ nacional. Lo hizo con un texto que no da lugar a otro candidato: “Como líder y abanderada del peronismo, como mujer que ha entregado su vida entera sin claudicar jamás, por la grandeza de la Patria y el bienestar de los argentinos, es la conductora natural de un movimiento que hoy más que nunca tiene la responsabilidad de devolverle la felicidad al pueblo”, expresa.

Tal vocación kirchnerista tuvo una justificación más que suficiente: Corpacci acompañará a Cristina en la lista como vicepresidenta segunda del Consejo Nacional partidario en las elecciones que se llevarán a cabo el 17 de noviembre próximo.

Apoyo del PJ provincial a la candidatura de CFK al Consejo Nacional partidario.

El rival de la expresidenta será el gobernador riojano Ricardo Quintela, quien anoche presentó la lista a última hora y superó la cantidad de avales exigidos por el reglamento. Uno de los requisitos para competir es contar con el aval de al menos cinco distritos partidarios provinciales. Ya tenía el de La Rioja, Salta, San Luis y Misiones, y esta semana sumó el de Chaco, donde el jefe partidario, Jorge Capitanich, avaló tanto la lista de Quintela como la de CFK.

En el Coloquio de IDEA que se realizó en Mar del Plata, la mañana del 17 fue el turno de un grupo de gobernadores entre los que se encontraba Jalil. Allí, consultado por los empresarios acerca de la pelea interna en el PJ, el mandatario catamarqueño se mostró a favor de la unidad. “Esperemos que se consiga”, dijo. No pudo ser: habrá interna.

Fuego amigo

Lo cierto es que, desde un estricto punto de vista político, Jalil está tan alejado de Cristina como Lucía de Milei. Mientras la senadora nacional ha votado en contra de todas las leyes enviadas por el Presidente al Congreso, Jalil se encargó de no obstaculizarlas a través de los legisladores que le responden. Desde la Ley Bases, el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) y el Impuesto a las Ganancias hasta, podría afirmarse, el veto al financiamiento universitario.

Y si bien se entiende que existe un acuerdo tácito en la cúpula oficialista por el cual Corpacci tiene libertad plena para hacer lo suyo con la política -incluyendo su exacerbado apoyo a CFK-, mientras que Jalil tiene la responsabilidad de gobernar -lo que supone, a su modo de ver, negociar como sea con la Nación-, las diferencias esta vez adquirieron una dimensión mayor.

En efecto, en el Gobierno provincial leyeron que Corpacci y sus operadores estaban maniobrando con el PJ para esmerilar la gestión de Jalil. La respuesta fue, como es habitual, un par de operaciones de prensa en medios afines para marcarle la cancha a la senadora y jefa partidaria.

Por un lado, la acusaron de “entregar el sello” del PJ provincial al Instituto Patria, creado y conducido por Cristina Kirchner, y de usar a viejos dirigentes peronistas premiados con altos cargos rentados para arremeter contra el Ejecutivo provincial.

Por el otro, la Gobernación encargó y mandó a difundir una encuesta realizada por la consultora Aresco, según la cual el 65% de los entrevistados considera que la relación entre el gobernador Jalil y el presidente Milei es entre “buena” y “muy buena”, y que el 52% cree que ese buen vínculo es “con independencia”.

En otras palabras, una respuesta a Corpacci con “datos” que corroboran la conveniencia de mantener una buena relación entre Catamarca y el Gobierno nacional. En rigor, no es ninguna novedad: por lo general la gente siempre estuvo de acuerdo en que la Provincia no puede romper lanzas con la Nación por su dependencia de los recursos federales.

Acto del jueves en el PJ provincial.

Después de este “fuego amigo” cruzado, el jueves a la noche los máximos referentes del peronismo catamarqueño se reunieron para celebrar el “Día de la Lealtad”. Allí estuvieron Corpacci, Jalil y el intendente capitalino, Gustavo Saadi. Hubo discursos, sonrisas y abrazos. Una genuina representación teatral de la unidad peronista.

Decía el general Juan Domingo Perón: Hay distintas clases de lealtades: la que nace del corazón, que es la que más vale, y la de la que son leales cuando no les conviene ser desleales”.

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