De acuerdo con el análisis de algunas consultoras, a raíz de la inflación el 80 por ciento de los argentinos cambió sus hábitos en relación a la alimentación y a sus compras. Esto marca cómo la inflación va socavando los ingresos de los ciudadanos.
La presencia y el crecimiento de las segundas marcas en las góndolas son resultado de este panorama. Aceites, fideos y demás es lo que buscan los consumidores para llevarse el día que haya una u otra oferta que les resulte conveniente, ya sea de empresa telefónica, por ser empleado público, por tarjeta de crédito y varios etcéteras. Se buscan las ofertas.
Las familias vuelcan el consumo hacia las harinas y se van alejando de las carnes, tan encarecidas. Los alimentos crecieron en el último año un 90 por ciento en sus precios.
La inflación descontrolada es el más grave flagelo que sufrimos los argentinos y argentinas.