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Nueva denuncia por abuso sexual contra el sacerdote Eduardo López Márquez

Un joven de 35 años denunció penalmente los ultrajes de los que fue víctima cuando tenía entre 8 y 9 años por parte del miembro de la Iglesia Católica.

Se trata de la segunda denuncia penal en contra del cura Eduardo López Márquez en perjuicio de un muchacho que hoy tiene 35 años y tuvo la valentía y voluntad de denunciar a su abusador cuando estaba a cargo de casa parroquial de Chumbicha antes de 1990, y cometió los aberrantes hechos en contra de personas menores de edad. El año pasado se radicó la primera acusación en la Justicia apuntando al párroco. En aquel entonces, el sobreviviente brindó ante las autoridades judiciales detalles estremecedores de lo vivido cuando tenía unos 8 años. No se descarta que se oficialice la tercera denuncia en contra del presbítero por parte de otra víctima de la misma época.

La nueva denuncia incluye detalles similares a la primera, relacionados con la confianza que López Márquez tenía para con la familia de las víctimas, lo que permitía que el abusador tenga la libertad de llevarlos de viaje cuando cumplía funciones eclesiásticas entre Recreo y Chumbicha. En este último lugar es donde se produjeron los sometimientos que se exponen en la segunda denuncia. El sacerdote, aprovechando su estado de poder frente a la vulnerabilidad de sus víctimas, obligaba a los niños a tomar alcohol para luego abusarlos y realizar prácticas pedófilas muy violentas.

Justicia

La primera denuncia se realizó en la Fiscalía de Recreo, donde en principio la fiscal Jorgelina Sobh no dio curso a la acusación por considerar que el caso estaba prescripto. Tras las presentaciones de los abogados que representan al sobreviviente, la Cámara de Apelaciones rechazó las pretensiones de Sobh y el expediente volvió a Recreo para que la investigación continúe. Se espera la imputación y llamado a indagatoria del acusado.

Una de las cuestiones que la Justicia deberá resolver es si se unifican ambas causas por tener un mismo denunciado y la similitud de los hechos o avanzan por lados distintos, teniendo en cuenta que las denuncias se radicaron en distintas jurisdicciones.

Los abusos sexuales no prescriben en Argentina

A lo largo del tiempo las leyes modificatorias del Código Penal relacionadas con los delitos de abuso sexuales contra la infancia se fueron modificando, introduciendo perspectivas de género y considerando los tiempos físicos y psicológicos de la persona sobreviviente requiere para asumir y denunciar los hechos.

En el año 2011 la llamada “Ley Piazza” modificó el Código Penal, ampliando la prescripción del abuso de menores de edad, estableciendo que el delito comenzaba a prescribir a partir de que la víctima cumple 18 años. En 2015 el Congreso sancionó la derogación de esta norma, imponiendo que para las o los sobrevivientes de delitos contra la integridad sexual, el plazo de prescripción se suspende hasta tanto dichas personas formulen la denuncia de los hechos.

Ampliando los derechos de las víctimas de este tipo de hechos abusivos se considera considerando que los delitos sexuales y trata de personas son imprescriptibles en Argentina.

Ya en 2018, se dio lugar a una nueva norma: ley 27.455 que modificó el artículo 72 del Código Penal de la Nación y que convirtió en delito de acción pública el abuso sexual infantil permitiendo que el inicio de las actuaciones judiciales y la investigación pueda ser llevada delante de oficio por los fiscales.

Cinco curas acusados de ASI en Catamarca

Es la provincia con más miembros de la Iglesia Católica denunciados por Abusos Sexuales en la Infancia. El sacerdote Moisés Pachado falleció y las causas de graves ultrajes por las que fue denunciado quedaron impunes. El cura Pablo Batallán es otro de los que falleció sin recibir el castigo terrenal. Juan de Dios Gutiérrez fue el primer párroco en el país en ser condenado por hechos de abuso sexuales en la infancia. Gutiérrez hoy está alojado en el Servicio Penitenciario Provincial.

Eduardo López Márquez y Renato Rasguido tienen a sobrevivientes de violaciones a la espera de que la Justicia haga su trabajo.