La Fiesta Nacional e Internacional del Poncho convoca multitudes, genera entusiasmo y es una verdadera fiesta cultural. Pero para nuestras mascotas, puede ser todo lo contrario. Ruidos fuertes, aglomeraciones, olores intensos, luces, calor, comida en el suelo y movimiento constante: todos estos estímulos que forman parte de la experiencia humana del Poncho pueden ser altamente perjudiciales para la salud física y emocional de un perro.
Ante esta situación, dos especialistas de Catamarca comparten su visión sobre por qué no es recomendable llevar mascotas a eventos masivos, incluso si son perros que suelen salir a la calle o a paseos.
La opinión de una educadora canina
Valentina Herrera, adiestradora canina, señala que en una fiesta tan masiva como el Poncho, los perros están expuestos a múltiples riesgos:
“Pueden sufrir estrés por ruidos fuertes, pirotecnia, cambios de temperatura... También hay posibilidad de intoxicación por alimentos o sustancias que encuentran en el suelo, recibir golpes como pisotones, perderse entre la multitud o contraer enfermedades.”
El ruido, especialmente, es uno de los factores más críticos.
“Tanto la pirotecnia como la música fuerte pueden provocar altos niveles de ansiedad, que se manifiestan con jadeo excesivo, temblores, intentos de huida e incluso conductas autolesivas.”
Herrera reconoce que muchas personas desean incluir a sus mascotas en todos los planes, pero advierte que esto puede ser contraproducente:
“Es totalmente entendible el vínculo afectivo que las personas tienen con sus perros, pero justamente lo que buscamos es priorizar el bienestar de la mascota. Cuidarlos también es saber cuándo no llevarlos con nosotros. Lo mejor es dejarlos en casa o con alguien de confianza, en un entorno seguro y tranquilo.”
La opinión de un veterinario
El veterinario Roberto Cabrera (MP 167) coincide y aporta su perspectiva clínica:
“Un evento como el Poncho, con su alta densidad de personas, ruidos estridentes y estímulos constantes, puede resultar abrumador incluso para mascotas acostumbradas a paseos o lugares públicos.”
En su experiencia, las reacciones de miedo o estrés pueden volverse peligrosas:
“El perro puede reaccionar con agresividad, temblores o intentar escapar. He visto casos donde incluso sufren golpes o lesiones al estar demasiado estimulados. Y el riesgo de extraviarse o intoxicarse con restos de comida o líquidos en el suelo es muy alto.”
Cabrera también alerta sobre un error común: “Hay quienes creen que porque su perro es ‘bueno’ o ‘tranquilo’, va a poder adaptarse. Pero eso no lo inmuniza frente al estrés extremo. Un perro saturado emocionalmente no puede regular sus reacciones, y eso puede derivar en consecuencias graves.”
Tanto desde el adiestramiento como desde la medicina veterinaria, la conclusión es la misma:
No llevar perros al Festival del Poncho es una forma de cuidarlos. Aunque sean parte de la familia, no están preparados para enfrentar una sobrecarga sensorial de esta magnitud.
“El amor también se demuestra con decisiones responsables”, coinciden ambos profesionales.
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