En una pequeña cancha de fútbol ubicada en la Av. México y Pedro Agote, un mural resalta como un homenaje al más grande ídolo del deporte argentino: Diego Maradona. Este mural no es solo una obra de arte, es la materialización del profundo amor y admiración que Franco Miglia, un aerografista proveniente de La Pampa pero ya adoptado por la tierra catamarqueña, siente por el “Diez”.
La idea de crear el mural surgió de la observación de los partidos informales que juegan los chicos y chicas del barrio en esa cancha. "Pasaba varias veces por esa calle y veía que siempre había chicos jugando, tanto por la tarde como por la noche. Me di cuenta de que era el lugar perfecto para dejar plasmado lo que hago", explicó Miglia, quien no solo quería embellecer el espacio, sino también rendir tributo a Maradona.
Lo que comenzó como una simple idea, pronto se transformó en una obra completamente autofinanciada por él, usando materiales que llevó desde su hogar, reflejando su dedicación y su amor por el arte.
Maradona para Franco
Maradona representa mucho más que un simple futbolista, ya que marcó para siempre la historia del pueblo argentino y Franco no queda exento de esa pasión. Para el artista, Diego Maradona encarna el espíritu indomable de la nación. "Maradona es el más argentino de todos. Él se la jugó siempre por lo que pensaba, independientemente de las críticas. Su vida fue la demostración de que se puede salir de lo más bajo y llegar a la cima sin olvidar de dónde venís", expresó en diálogo con INFORAMA. Es claro que para Franco, Diego Maradona no solo era un ídolo, sino un líder de un pueblo que lo veía como un ejemplo de lucha y resistencia.
La relación de Franco con Maradona va más allá del fútbol. "El Diego es un santo para mí. Cuando siento que algo va a salir mal, le pido por favor, 'Dieguito, ayúdame', como si fuera una figura protectora", comentó.
Cuando siento que algo va a salir mal le pido 'Por favor Dieguito ayudame'
Franco Miglia.
Para Franco, Maradona representa un faro, un punto de referencia moral y emocional. “Cuando siento que me estoy perdiendo o que no sé qué camino tomar, me pregunto, '¿Qué pensaría el Diego en este momento?'”, agregó. Este mural no solo es un tributo a la grandeza de Maradona dentro del campo de juego, sino también a sus principios, su amor por la gente y su inquebrantable fidelidad a sus raíces.
Familia maradoniana
El amor por Maradona no es solo de Franco; es un sentimiento compartido en su familia y su círculo social. "Toda mi familia es maradoniana y todo mi círculo es maradoniano", aseguró. "Mi mamá me llamó llorando cuando se murió el Diego, y mi papá también lo lloró a su manera, sin mucho que decir, pero lo sentía igual" Esa conexión con Maradona va más allá del fútbol y está profundamente arraigada en la cultura familiar. "Desde chico, vi a Diego en la televisión. Siempre fue parte de nuestra vida", comentó.
Franco también menciona que la relación con Diego no es solo un tema deportivo, sino que esta vinculado a lo social y en la actualidad más presente que nunca. "Maradona era un tipo que siempre estuvo del lado de los más pobres, de los que no tenían voz. Su lucha por los jubilados, por la gente del pueblo, es algo que nunca voy a olvidar", dijo, recordando una de las frases más emblemáticas del Diego: "Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados".
"Maradona tenía una mirada política, social, que no todos los ídolos tienen. Él no le dio la espalda a su gente, nunca lo hizo", explicó.
El mural como legado e identidad
La pintura de Maradona en una canchita de barrio no es casualidad, ya que para Franco, ese lugar representa todo lo que Maradona defendió: el fútbol de los humildes, de la calle, de los chicos que sueñan con una pelota en los pies. "El Diego es el ícono de un potrero, de un lugar donde todo se logra a fuerza de voluntad y pasión", expresó Franco, reflejando lo que siente en cada pincelada.
Con su mural, Franco Miglia no solo deja una obra de arte, sino que inscribió en las paredes de Catamarca una parte de la historia argentina que siempre será recordada: la de un hombre que, con sus miserias, sus glorias, sus ganas, su hambre, su talento y, sobre todo, su fútbol trascendió fronteras y se convirtió en Maradona, un ícono para las generaciones presentes y futuras. Para Franco, y para todos los que comparten su pasión, Maradona sigue vivo en cada rincón de Argentina, y este mural es solo un testimonio más de su inmortalidad.