El viernes por la tarde, en el Oratorio del Niño Dios, en Polcos, Valle Viejo, conocido como oratorio de los Acuña, se llevó a cabo el acto de presentación de dos cuadros coloniales del siglo XVIII "La coronación de la Virgen María" y "La dormición de la Virgen María", arte religioso de origen cusqueño, que fueron recuperados mediante un proceso de restauración.
La Universidad Nacional de Catamarca y la Dirección Provincial de Patrimonio y Museos del Ministerio de Cultura, Turismo y Deporte expuso su trabajo para compartir en parte el proceso de recuperación de estas obras restauradas por la especialista en arte colonial americano Gabriela Doña, y la historia local y de la capilla, con las participaciones del Magister Marcelo Gershani y el Dr. Segundo Acuña.
La Lic. Gabriela Granizo, jefa del departamento Gestión de Museos de la Dirección Provincial de Patrimonio encargada en la gestión de esta restauración, comentó en la apertura de la ceremonia con una marcada emoción: “Llegó el día más esperado en que esta serie de obras de arte motivadas por la fe, que son en cuadros que contaban la historia de la Virgen, volvieron a casa. El objetivo es que este patrimonio de tesoros familiares de valor incalculable sea un instrumento de desarrollo para la zona”.
Luego de la presentación y para contextualizar la ceremonia, los historiadores Marcelo Gershani y Segundo Acuña desmembraron la historia local de Polcos, de la familia Acuña y de la capilla, recordando que “Las Chacras”, como así se denominaba la zona, era la colonia agrícola más antigua del valle donde inicialmente descubrieron 17 pueblos aborígenes, también rememorando la genealogía de la familia Acuña.
Al mismo tiempo el Dr. Segundo Acuña agradeció a los restauradores por tan extraordinaria tarea y reconoció que sintió una enorme emoción al conocer el proyecto y más aún la noticia de que los cuadros habían sido restaurados y estaban listos para volver a su lugar. Recordó también que al llegar a Polcos la familia Acuña se asentaba con la intención de crecer en el comercio, que era su dedicación, por lo que rechazaron en su momento todo tipo de ofrecimientos para cargos políticos, a pesar que posteriormente tuvieron un largo ciclo en el gobierno.
El oratorio pertenecía a la familia, pero tenía fuerte participación de la comunidad: “La familia Acuña tuvo tres hijos curas, Jacobo de Acuña que bautizó a Felipe Varela; Pedro Ignacio de Acuña, abogado y profesor de derecho; y José Joaquín Acuña”, recuerda el Dr. Acuña.
La capilla -que era propiedad privada al ser parte de la finca- se utilizaba también con fines comunales, donde se celebraron bautismos, casamientos y otros eventos que eran registrados en actas.
Por su parte Gabriela Doña, restauradora especialista en arte colonial americano, brindó una charla sobre el proceso de restauración y las medidas de cuidado de las obras durante este trabajo asegurando que “la obra a restaurar es un paciente que vamos a tratar con los procesos menos invasivos posibles para preservar la originalidad de los cuadros”.
También destacó la labor de la gente que permanece en el oratorio, que son quienes conviven con las obras y conocen su estado: “Los custodios naturales de este patrimonio son las personas que permanecen durante el año acá en el oratorio, ellos son parte fundamental de este trabajo”, aseguró Doña en busca de la preservación de este patrimonio cultural de manera integral y convertirlo en un elemento de desarrollo local.
Del mismo modo explicó cómo el tiempo transcurrido afecta los materiales provocando transformaciones normales totalmente irreversibles como la evolución de algunos colores, el craquelado y el amarillamiento del barniz. Existen también factores externos a la obra como la incorrecta manipulación, condiciones ambientales no propiciar, la presencia de insectos y roedores, las restauraciones o intervenciones incorrectas con materiales no compatibles, vandalismo y robos. Así mismo destacó como uno de los mayores agentes de deterioro a la acción del hombre.
La restauración deberá velar por el estado actual de los materiales originales minimizando los deterioros naturales, la conservación no solo se plantea como una tarea técnica sino que exige una mirada amplia que incluya la participación activa de la comunidad que sostiene y contextualiza el patrimonio, esto exige llevar a cabo acciones concretas y sistemáticas con la comunidad procurando despertar sensibilización para validar, proteger y conservar el patrimonio.
Para finalizar la celebración el vicario Julio Murua de la diócesis brindó su bendición a las obras, al espacio del oratorio y a todos los presentes; acto seguido el cantante Rafael Toledo ofreció un repertorio de música sacra para culminar la ceremonia.