Hoy se conmemora el 133° aniversario de un momento trascendental para la fe católica en Catamarca: la Consagración del Santuario de Nuestra Señora del Valle, un lugar sagrado que fue testigo de siglos de devoción y fervor religioso.
Este templo, que también se convertiría en Catedral, es el epicentro de la fe para los fieles de la región, albergando la venerada Imagen de la Madre Morena y siendo la sede del Obispo de la Diócesis de Catamarca.
La ceremonia de Consagración estuvo a cargo del Obispo auxiliar de San Juan de Cuyo, Mons. Salvador de la Reta, un evento que marcó el cumplimiento del sueño del vicario foráneo José Facundo Segura: ver el templo concluido, la coronación de la Madre amantísima y la apertura del Seminario Eclesiástico.
Desde sus inicios en 1859, cuando fue proyectada por los arquitectos italianos Carlos Tenivella y Natalio Balloca, hasta su finalización en 1875 bajo la dirección de Luis Caravati, la Basílica fue un símbolo de devoción para la comunidad católica.
Uno de los momentos significativos en la historia de la Catedral fue la construcción de un nuevo altar mayor de piedra, en reemplazo del anterior de madera, por disposición del entonces Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Elmer Miani, en 1992. Esta renovación se enmarcó en la celebración del Centenario de la Coronación Pontificia de Nuestra Madre del Valle, resaltando la importancia de preservar y enriquecer los espacios de culto para la comunidad religiosa.
A lo largo de los años, el Santuario-Catedral ha sido no solo un lugar de culto sino también un punto de encuentro y referencia para miles de fieles que acuden en peregrinación para expresar su fe y devoción hacia la Virgen del Valle. Esta celebración de 133 años de su Consagración reafirma la profunda conexión espiritual que existe entre la comunidad y la Madre Morena, símbolo de amor, protección y guía para los catamarqueños y todos aquellos que la veneran.